La formación de gobierno en Alava, como la de Navarra, está resultando problemática. También allí dependen de los socialistas, en su caso para seguir formando gobierno en coalición con el PP, como hasta ahora, o hacerlo en cambio con los nacionalistas. El buen fin del proceso de fusión de las cajas vascas, tan ansiado por el nacionalismo, depende con toda probabilidad del nuevo gobierno que se forme en Alava. Hasta entonces, Caja Navarra (cuyos órganos de gobierno también dependen del nuevo gobierno que se forme en Navarra) puede dormir tranquila. Entretanto, sigue abierto el expediente del Tribunal de Defensa de la Competencia contra las cajas vascas y Caja Navarra. El expediente se abrió en octubre del año pasado, cuando al tribunal le llamó la atención que entre las múltiples sucursales de las cajas no se produjera ningún solapamiento, lo que sugería un pacto para repartirse el mercado. Evitando duplicidades en un mismo territorio, además, se allana perfectamente el camino de la fusión, no creando ninguna duplicidad de sucursales en un mismo sitio en el supuesto de que ésta se llevara a cabo. En los últimos tiempos, no obstante, Caja Navarra inició un agresivo programa de apertura de sucursales en el País Vasco, que le llevaría a abrir 50 sucursales en la comunidad vecina para el 2008.