Si imaginamos que la economía foral es una tarta redonda que pesa 10 kilos, unos impuestos del 25% supondrín recaudar un trozo de tarta de 2,5 kilos.
Si el tamaño de la tarta fuera constante, subiendo los impuestos al 50% recaudaríamos un trozo de tarta de 5 kilos.
Lo que sucede es que el tamaño de la tarta no es constante.
Es más, la determinación de la cuantía de los impuestos incide directamente sobre el tamaño de la tarta modificándola, por lo que casi se les podrían aplicar a las previsiones fiscales el principio de indeterminación de Heisenberg. Casi.
Si la tarta creciera un 10% anual, pongamos por caso, el año que viene tendríamos una tarta de 11 kilos, de la que el 25% ya no serían 2,5 kilos sino 2,75.
Por el contrario, si la tarta decreciera un 10%, el año que viene no recaudaríamos 2,5 kilos sino 2,25 kilos, el 25% de 9 kilos.
Subir impuestos equivale a bajar los salarios, lo que tiene un efecto contractivo sobre la economía. Es decir, sobre el tamaño de la tarta.
Bajar los impuestos, por el contrario, equivale a subir los salarios, estimular el crecimiento y aumentar el tamaño de la tarta.
La formulación teórica de esta situación tiene mucho que ver con la famosa Curva de Laffer, según la cual subir los impuestos aumenta la recaudación hasta cierto momento, a partir del cual decrece la recaudación. La realidad muestra amplias evidencias de que a más impuestos no siempre se consigue más recaudación o que a veces bajando los impuestos aumenta la recaudación. Para complicar el cuadro, ese punto a partir del cual aumenta o baja la recaudación es difícil de establecer.
Es por esto que para los técnicos resulta muy difícil estimar con precisión cuál será el efecto recaudatorio de una reforma fiscal.
Si usted sube un 25% el precio de los zapatos que vende se equivoca si cree que sus ingresos van a subir un 25%.
Por el contrario, a lo mejor consigue vender menos zapatos y ganar menos dinero que antes de la subida.
Y a la inversa.
A lo mejor usted baja un 25% el precio de sus zapatos y acaba ganando más dinero que antes. También en esto tenemos numerosos ejemplos.
¿Por qué dudar de los cálculos de los técnicos de Hacienda?
Por todo lo anterior.
Porque no es la primera vez que nos fallan.
Y porque siempre fallan en contra del contribuyente.
Un ejemplo, de los muchos que hemos ido diciendo que podríamos citar.
A finales de 2012 el Parlamento de Navarra nos subió los impuestos asegurando que la recaudación aumentaría en 65 millones de euros:
..
¿Cuál fue el resultado real?
Recaudación IRPF 2012: 1.118 millones. Recaudación IRPF 2013: 1.035 millones.
Es decir, después de subir el IRPF se recaudaron 71 millones menos en vez de 65 millones más.
Total recaudado en Navarra 2012 por todos los impuestos: 2.978 millones. Total recaudado en Navarra 2013 por todos los impuestos: 2.907 millones.
Laffer 1.
Técnicos de Hacienda y Parlamento de Navarra 0.
Bajen de una vez los impuestos.
Dejen que crezca de una vez el tamaño de la tarta.
..
8 respuestas
«La única diferencia entre la muerte y los impuestos, es que la muerte no empeora cada vez que se reúne el Parlamento de Navarra».
Ya me dirán para qué nos valen, el Parlamento de Navarra, los Fueros, y la leche que lo fundió. Para nada. El Mundo al Revés, donde en el Común pagan menos impuestos y se les molesta menos cuando mueren sus antecesores.Un mundo donde hasta Alicia se habría vuelto tarumba, no es de extrañar que gente medio normal acabara votando a Potemos, como forma de suicidio en masa.
Desengáñense. Todo esto son tecnicismos. Lo que se debe atacar es la estructura de gasto. Los impuestos siguen al gasto y todas las reformas que se hagan no dejan de ser poner el mismo guiso al fuego, hasta que acaba carbonizado.
Por riqueza ecónomica, modelo de población y extensión territorial, Navarra debe replantear su modelo político y social. Yo centraría la labor del GN en torno a 4 patas: Educación, Sanidad, Obra pública y seguridad. Y haría radio y quimioterapia a ese gran cáncer que se llama parlamento, cuyos miembros reduciría a 35, con dietas simbólicas por asistencia y sin liberados. Como siempre digo, el que quiera semana Medieval, orquesta sinfónica y demás paparruchas, que se las pague.
Completamente de acuerdo, liberal.
Con un matiz. Devolvería educación a Madrid. La de Navarra y la del resto de Comunidades Autónomas, por supuesto.
El gran cáncer de nuestra sociedad se ha gestado en las aulas dónde se ha impartido odio y mentiras en vez de conocimientos y verdad.
Así que de un plumazo otro consejero menos.
Estaría bien que el año que viene , que es electoral, Navarra Confidencial crease una sección temporal, «si yo fuera president@», en la que fuésemos exponiendo nuestros programas, con un mecanismo de votación como las encuestas. Es una idea que lanzo, director.
Desde mi perspectiva más bien tirando a liberal, siempre he creído en la necesidad de los impuestos para financiar servicios públicos muy necesarios, y desde luego para financiar una red de asistencia para quienes carecen de la posibilidad de ayudarse a sí mismos. Sigo creyendo firmemente en ello. Sin embargo, este gigantesco aparato burocrático tan derrochador, mal administrado y peor gestionado por unos políticos que saben gestionar más bien poco, me tiene hasta las narices, porque se ha convertido en semejante consumidor de recursos económicos que es imposible impulsar la prosperidad (que sólo puede provenir del ejercicio en libertad de los agentes económicos privados), por lo que soportamos un esfuerzo fiscal que es a mi juicio confiscatorio, es decir, inconstitucional. En estas circunstancias, como ciudadano me siento legitimado para pagar lo menos posible, y bienvenidos sean los mal llamados paraísos fiscales, en nuestro caso refugios fiscales. Yo también devolvería la sanidad al gobierno central, que adoptaría medidas de racionalización evidentes, cosa que las autonomías son incapaces de hacer porque están en manos del corporativismo médico.
Por muchas vueltas que le den los dichosos técnicos de Hacienda, todo esto está inventado es y más antiguo que el hilo negro. Fíjense que hasta John M. Keynes, a buen seguro el inspirador de las teorías económicas de nuestros ilustres técnicos de hacienda (yo no los veo como discípulos de la escuela austríaca) lo dejó escrito hace un montón de años: “Subir los tributos en plena recesión económica, es como el comerciante que sube los precios para compensar las caídas de las ventas. Es obvio que cada vez venderá menos y precipitará su quiebra”. Pero, ¡qué casualidad!, en ese aspecto ignoran a su maestro.
Tampoco los veo en la línea de Sir Winston Churchill cuando dijo: «Levantar una nación a base de impuestos, es como un hombre con los pies dentro de un cubo tratando de levantarse tirando del asa».
¿En qué principios económicos se inspiran nuestros técnicos de Hacienda?. Sería interesante que lo supiéramos por si tenemos que salir corriendo.
Discrepo sobre la supuesta elefantiasis e ineficiencia de nuestro Sector Público en Navarra, creo que no es para tanto. Si realmente Navarra tuviera el foco en la creación de actividad económica, eliminara trabas a la creación de Empresas, un planteamiento fiscal coherente, tuviera una verdadera estrategia de atracción de recursos (De capital, humanos de alta cualificación, turismo…) a través de una buena acción exterior nacional e internacional y coordinara la acción de los diferentes Departamentos de su Gobierno, posiblemente nuestro gasto público sería asumible, y el servicio al ciudadano seguiría a muy razonables niveles europeos con posibilidad de sostenerlo. A día de hoy nuestra Comunidad del Bienestar no aguanta el gasto, es cierto. Pero no está muy lejos el poder hacerlo si la acción política y de Gobierno se orienta a esa generación y no al permanente debate identitario y otras zarandajas inútiles que merman nuestra actividad económica y por ende recaudación. Políticos en Gobierno y Oposición, examinen sus conciencias y digan qué narices han hecho, hacen y van a hacer para generar más economía que genere más recaudación y empleo. Y no hablen de generalidades, hablen de acciones concretas e indicadores para medirlas. Y si no saben, miren alrededor, pregunten, viajen un poco y vean experiencias exitosas, a poder ser al Norte de los Pirineos. Un poco más de humildad, curiosidad y ganas de aprender para trabajar por los ciudadanos. Y un poco menos de ombliguismo pannavarrístico, de obsesión por tonterías y prejuicios ideológicos; que nos salen carísimos.
Sí, al norte de los Pirineos, pero no inmediatamente al norte, más bien al NE a unos 1.500 Km. de Pamplona. Pero lo realmente eficaz sería que los políticos cuadraran los presupuestos en función de los ingresos, no en función de los servicios que les gustaría dar para atraer votos. Vamos, lo que toda la vida hicieron las familias con sentido común, que trajeron la prosperidad a esta tierra. Eso y fomentar el ahorro y el sacrificio personal, conceptos desterrados de las escuelas desde hace tiempo, y que fueron sustituidos por «tengo derecho a…» y por «quiero eso o aquello… pues dámelo».