Se teme un vacío el domingo en “El Bulli”.
José Luis Rodríguez Zapatero es el presidente del gobierno español que ostenta el récord histórico de paro, bastante por encima incluso de Felipe González. El apoyo de los sindicatos CCOO y UGT a Zapatero, por tanto, sólo puede entenderse como inversamente proporcional a su indiferencia ante el dramático problema del paro. Un problema que no sólo lo es para los propios parados y sus familias, sino para la sostenibilidad de todo el sistema de prestaciones públicas y servicios sociales a largo plazo. Incapaces no obstante de llevar su propia lógica reduccionista hasta el final (prohibir los despidos para acabar con el paro), ni de aportar propuestas económicas de cambio, la aportación intelectual de los sindicatos es hacer una huelga contra los empresarios. Hasta tal punto queda en evidencia que se trata de cualquier cosa menos un toque de atención al gobierno, que la web del PSOE proclama la participación de su militancia en la manifestación junto a los dos sindicatos. La pregunta, mirando las cifras del paro, es cómo los sindicatos pueden proteger los intereses de los trabajadores frente a un gobierno al que no pueden criticar. Entretanto, el transporte hasta Madrid y la “pequeña gratificación” a los manifestantes progubernamentales que ofrece CCOO corre a cargo del contribuyente, que es quien financia para esto a los sindicatos.