Ayer hizo un año desde que fueron encarcelados los acusados de la paliza a dos guardias civiles de paisano y sus parejas en Alsasua. Joseba Asiron, por ejemplo, dedicó ayer un tuit a esta circunstancia. Ni una palabra en cambio para rechazar el recibimiento que se prepara a un etarra en Elizondo. En todo caso el transcurso de un año es una buena ocasión para reflexionar sobre lo sucedido en Alsasua y la acusación sobre los agresores, hecho al que también se refirió ayer Uxue Barcos la cual rechazó que fuera un acto de terrorismo pero reconociendo también que lo que ocurrió «no fue una pelea de bar», sino una «agresión».
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¿Es justa y proporcional la condena a los acusados de Alsasua? ¿Pero qué condena?
En primer lugar hay que señalar que no hay condena todavía contra los acusados de Alsasua. En este sentido resulta chocante que se esté victimizando a los acusados cuando todavía no han sido condenados. Lo que tiene que ser justa es la condena, no la acusación. ¿Se les condenará por terrorismo? Es posible que no. Y si se les condena por terrorismo, ¿a qué pena se les condenará? Sólo a partir de ese momento tendrá sentido el debate porque puede que sean absueltos de la acusación de terrorismo pero condenados por otros conceptos. De este modo, la insistencia en la injusticia que pesa sobre los acusados o la gravedad de las condenas es mera contrainformación y propaganda.
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El caso Blanquerna
El 11 de septiembre de 2013, conmemoración de la Diada, tuvo lugar en el centro cultural Blanquerna de Madrid una celebración organizada por la Generalidad la cual fue saboteada por un grupo de ultraderechistas. Aunque la gravedad de los hechos fue mucho menor que los de Alsasua, los responsables recientemente han sido condenados a penas de entre 2 años y 10 meses y 3 años de prisión por los delitos de desórdenes públicos e impedimento del derecho de reunión, con el agravante de obrar por motivos de discriminación ideológica. Nadie se ha compadecido de estos sujetos ni por supuesto la presidenta de ningún parlamento se ha manifestado a su favor o la junta de portavoces de ningún parlamento se ha solidarizado con ellos. Obviamente no echamos en falta que ningún parlamento se haya solidarizado con ellos pero contrasta bastante con lo sucedido en Alsasua. Si alguien se hubiera solidarizado con los ultraderechistas de Blanquerna hubiera sido además tildado de fascista, y en caso de ser un político se hubiera exigido su dimisión inmediata. Nótese la diferencia con Alsasua.
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Falange y Tradición
Otro caso que se podría traer a colación en relación al de Alsasua podría ser el de aquel grupo llamado Falange y Tradición que fue condenado por realizar pintadas amenazantes y atacar algunos monumentos que recordaban a víctimas del franquismo. Aunque finalmente se les impuso penas que no implicaban su ingreso en prisión, la acusación inicial era de terrorismo, aunque nunca tocaron a nadie un pelo. En este caso a nadie le pareció tampoco que la acusación fuera desproporcionada, que los acusados fueran víctimas de una injusticia y que hubiera que manifestarse solidarizándose con ellos. Tampoco en este caso echamos de menos que nadie se solidarizara con ellos, lo llamativo es la movilización masiva a favor de unos y no de otros, al parecer según un criterio meramente ideológico.
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Lesiones y proporcionalidad
Si la condena a los agresores tiene que ser proprocional al daño causado a las víctimas, no hay duda de que la condena a los agresores de Alsasua debe ser sustancialmente mayor que la de los casos Blanquerna o Falange y Tradición. En el caso de Alsasua tenemos no ya múltiples heridas y contusiones en los agredidos sino incluso lesiones que en el caso del teniente de la Guardia Civil requirieron cirugía y seis meses de baja. A ellos debemos sumar el acoso en el pueblo al menos a una de las parejas de los guardias y a su familia. Además el teniente acabó teniendo que abandonar la localidad debido a la situación creada. ¿Cuál es una pena proporcional a todos estos prejuicios? ¿Cuál sería la pena proporcional para los simpatizantes de una organización racista que causaran estas lesiones a dos negros o para los simpatizantes de una organización anti-gay que mandaran al quirófano y dejaran 6 meses de baja a un homosexual? Si la pena a los ultras de Blanquerna es proporcional, ¿cuál debería ser la pena proporcional para los ultras de Alsasua? En un caso similar, la paliza a un ertzaintza de paisano en la Semana Grande de Bilbao por parte de un grupo de jóvenes de Jarrai, se alcanzaron condenas de más de 4 años de prisión.
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Los que llenan las cárceles de presos vascos y los que después se solidarizan con ellos son, al menos en parte, los mismos
A la vista de todo lo anterior se puede recapitular y concluir que las protestas por las detenciones de los agresores comenzaron inmediatamente después de la detención, antes de la acusación de terrorismo o de que el caso pasara a la Audiencia Nacional, por lo que claramente nos encontramos ante la construcción sobre la marcha de todo tipo de justificaciones para las protestas, ya que primero son las protestas y luego se van buscando y agregando los motivos para las mismas. Estos motivos, a su vez, claramente se ve que son puramente ideológicos, cuando nadie se solidariza con otros detenidos por motivos similares o más leves y cuando en vez de simpatizantes de la izquierda abertzale lo son de la ultraderecha. Resulta también imprescindible subrayar otra vez lo obvio y es que aún no ha habido ninguna condena. Llevamos más de un año de dobles varas de medir y denuncias sobre lo desproporcionado de un castigo que aún no se ha producido siquiera. Finalmente, existen otros dos hechos que no deberíamos perder de vista. Primero que las víctimas reales de este caso no son los agresores sino los agredidos, de los que los solidarios con los agresores nunca se acuerdan. Segundo que los agresores son el escalón más bruto y más tonto de un caldo de cultivo previo. Un caldo de cultivo cuidadosamente creado y mantenido en el que, por ejemplo, se recibe con ongi etorris a los asesinos. Una vez más debemos señalar la hipocresía de quienes, creando ese caldo de cultivo, primero llenan las cárceles de presos vascos y después dicen que se solidarizan mucho con ellos.
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3 respuestas
Que se pudran en la cárcel
Llevan un año en prisión preventiva, ¿es un dato que habéis omitido intencionadamente?
@Navarroaragonés: Vuélvete a Zaragoza, anda majo…
Es que tenemos un problema muy grande por dejación. Si un grupo de gente harta de lo que sucede hace, pongamos por caso, unas pintadas a favor de España en Pamplona, rápidamente son tachados de ultras, fascistas, o acusados de discriminación ideológica o, incluso, delito de odio por Público, Diario Noticias y otra prensa nacionalista.
Delitos más graves causados por los nacionalistas, sin embargo, no se suelen adjetivar y en la prensa nacional (Diario Navarra, El País, etc.) los titulan como: «grupos radicales queman banderas españolas en …» o «jóvenes de Arran o de Bildu amenazan a políticos».
Conclusión: batalla perdida ya que la prensa nacionalista es mucho más explosiva y ácida que la «blanda» prensa que lee la mayoría que acaba creyendo que los delitos de odio, por ejemplo los comete la ultraderecha. Por ejemplo, quejarse de escuchar el himno nacional en la cárcel, como hizo uno de los Jordi ¿No sería un delito de odio a los símbolos españoles? No vi ningún artículo llamándolo así.