Los pedrosanchistas son unos moñas

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Si rebobinamos hasta encontrar el origen de la disputa interna del PSOE en torno a Pedro Sánchez, la raíz del problema se encuentra en la disyuntiva entre permitir o no mediante la abstención la investidura de Mariano Rajoy, en octubre de 2016. Aquella elección de la ejecutiva del PSOE determinó la defenestración de Sánchez “no es no” y, a la postre, la reversión de aquella elección es lo que ha determinado el regreso de Pedro Sánchez en virtud del apoyo de la militancia. Por esta misma razón, cada minuto que Mariano Rajoy sigue en la Moncloa pierde sentido el discurso de Pedro Sánchez y todos quienes le apoyaban.

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En este mismo momento, el PSOE se podría haber adherido a la moción de censura de Podemos, o haber planteado su propia moción, con Pedro Sánchez como candidato. Entre la espada y la pared, Rajoy no hubiera podido convocar elecciones anticipadas para evitar la moción de censura, porque Podemos tuvo el ingenio de plantearla justo antes de la elección de Pedro Sánchez. Al no aprovechar esta ocasión, Rajoy volverá a tener el comodín de anticipar elecciones de cara a una futura e hipotética moción de censura. Era ahora o quizá nunca.

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Evidentemente, Pedro Sánchez tiene un problema mediano para formar una mayoría que respalde su moción de censura, no digamos para dotar de estabilidad su posterior presidencia con Podemos,PNV, ERC, Puigdemont y hasta Bildu. Ahora bien, si Pedro Sánchez y los pedrosanchistas apelan a este argumento, ¿cuál es la diferencia entonces con Susana Díaz? Cada día que pasa sin que el PSOE presente una moción de censura, no es sólo que en el fondo estén manteniendo a Rajoy (como Podemos se encargará de recordárselo todos los días), sino que cada día que pase estarán dando la razón a Susana Díaz.

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