Hace unos días fallecía el anciano sacerdote Jesús Equiza, en palabras del Noticias: “tras una vida de firme compromiso con los derechos humanos. Fue conocido como un cura “revolucionario” por temas controvertidos como la lucha ecologista, en especial contra el vertedero de Aranguren, los derechos sociales o el reconocimiento a las víctimas del franquismo”. No se trata por tanto de un cura cuya testimonio pueda resultar «sospechoso».
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Por su parte Patxi Mendiburu, en su siempre interesante blog “Desolvidar”, añade al obituario un breve repaso a la hemeroteca con especial atención a uno de los libros de Equiza: “Los sacerdotes navarros ante la represión de 1936-1937 y ante la rehabilitación de los fusilados”, así como a la entrevista que con ocasión de la presentación de este libro precisamente le hicieron en el Noticias.
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El testimonio del padre Equiza viene a desmontar cierto discurso en virtud del cual la Iglesia era una institución al frente de la represión franquista y todos los curas poco menos que pistoleros, o señaladores que les indicaban el camino a los pistoleros.
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Por el contrario, en palabras de Equiza: “Nos han hecho creer que el clero apoyaba a la represión que se hizo por parte de la Alianza Nacional a los republicanos del Frente Popular. Sin embargo, una cosa es decir que estuviesen a favor de que triunfase el Alzamiento y otra muy distinta que apoyaran la represión, que mayoritariamente no lo hicieron. Es el riesgo que supone generalizar, lo que confunde y limita el rigor histórico». Efectivamente, sería un tanto extraño que los curas, siquiera por pura supervivencia, hubieran deseado la victoria del bando que pretendía su exterminio. Otra cosa es que los curas, a su vez, como bien dice Equiza desearan el exterminio del bando republicano.
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Equiza aporta algunos datos llamativos como que en torno a 400 curas se comportaron muy correctamente con sus parroquianos, protegiendo a todos ellos al margen de su credo político, al punto que por ello con seguridad tres fueron asesinados y probablemente otros dos corrieron la misma suerte. Ocho más fueron condenados a muerte aunque después, por un motivo u otro, no se ejecutara la sentencia, y en torno a 50 más fueron encarcelados en el Fuerte de San Cristóbal por no colaborar en la represión.
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En conjunto, de los 1.031 párrocos que había en Navarra, Equiza concluyó que 400 “se comportaron bien”, unos 600 “vivieron situaciones más o menos pacíficas en las que no hubo represión”, y 24, que en el libro citado aparecen hasta identificados, “actuaron mal”. Para el padre Equiza “la mayor parte de éstos actuó por temor. Tenían un miedo brutal porque estaban informados del mayo de 1936, los sucesos de Cataluña o la matanza de curas en 1931”.
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La entrada en el blog de Patxi Mendiburu amplia toda esta información y añade una reseña más amplia de la entrevista al padre Equiza, que por cierto en el enlace aportado ya no se puede encontrar en el Noticias, razón de más para visitar Desolvidar en busca de todos los datos.
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http://patximendiburu.blogspot.com
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