El caso de las obras del AVE en la CAV son un doble agravio para Navarra. Por un lado, porque el gobierno socialista inicia en una comunidad las mismas obras que posterga indefinidamente en otra. Da la impresión de que Rodríguez Zapatero sólo se acuerda de Navarra cada cuatro años, cuando viene a dar su mitin al frontón Labrit antes de las elecciones. Patxi López y la CAV son importantes para Zapatero. Navarra y Roberto Jiménez no lo son. Pero no es el PSOE el único partido que tiene un criterio para la CAV y otro para Navarra. Se da en este caso además la circunstancia de que el nacionalismo vasco también ostenta un doble rasero en nuestra comunidad, considerando prescindible para Navarra lo que considera imprescindible para la CAV. Las obras del AVE, mientras en Navarra ni siquiera han comenzado, en la CAV llevan ya un año avanzando a buen ritmo.
El Concierto y el Convenio.
Especialmente sangrante resulta esta disparidad si atendemos ahora a las fórmulas a través de las cuales se financian las obras. En el caso de la CAV, parte las financia directamente el Ministerio de Fomento y parte el gobierno vasco a través del Concierto. Por el contrario, Navarra financiaría plenamente las obras en su territorio a través del Convenio, descontando el coste de las mismas de su aportación al estado. A tal punto que el CDN, recientemente, ante los persistentes incumplimientos de Zapatero propuso el inicio unilateral de las obras por parte de Navarra.
La palabra dada.
Por si todo lo anterior no fuera suficiente, tradicionalmente no es un asunto menor para los navarros el incumplimiento de la palabra dada. Como informábamos la semana pasada, como si fuera un sarcasmo dirigido a todos los navarros, aún es posible observar en la web de la Moncloa el compromiso adquirido por el gobierno socialista de firmar el convenio sobre el AVE antes del fin del 2007.