Los nacionalistas catalanes niegan al Valle de Arán, con su propia cultura y su propia lengua, la condición de nación y el derecho a decidir que reclaman para sí mismos. Con los mismos argumentos que la Esquerra o CiU reclaman a España la consideración de nación o el derecho a decidir de Cataluña, el Valle de Arán exige otro tanto para sí mismo.
Aunque las demandas del Valle de Arán vienen de lejos, el debate se ha reavivado en los últimos tiempos. La Generalitat ha aprobado una antigua reivindicación nacionalista, consistente en modificar la actual delimitación provincial de Cataluña sustituyéndola por siete “veguerías”. El conocido valle sobre el que se encuentra la estación de esquí de Baqueira Beret, que tiene su propia lengua y su propia cultura dentro de Cataluña, amenaza con independizarse de ésta si, en vez de respetarse su espicificidad como reclama, resulta diluido en la “veguería” del Alt Pirineu como está previsto.
En este caso, nada parece valer la libre voluntad democrática del pueblo de Arán y su Consejo General frente a los criterios “unionistas”. El nacionalismo catalán no ha dudado en este caso de ignorar los argumentos que él mismo esgrime y sustituirlos totalmente por aquellos que denuncia.
Peor defensa del caso tendría aún el nacionalismo catalán si acudiera a las recetas de Patxi Zabaleta, que habla abiertamente de una “territorialidad diacrónica”. Es decir, de una independencia a trozos en cuanto algún territorio fuera quedando bajo control nacionalista. Habría que reconocerle al Valle de Arán en tal caso, como mínimo, el derecho a convertirse en el primer trozo independiente de la nación occitana.
Sirva para ilustrar esta situación kafkiana el siguiente video protagonizado por Pilar Rahola.
2 respuestas
Me pregunto si el amigo Zabaleta también aceptaría la pedantería ésta de la «territorialidad diacrónica» para una hipotética «Euskal Herria» independiente, reconociendo a Vitoria, Caparroso o Pamplona, el derecho a separarse de Euskal Herria y unirse a España si así lo decidieran. Así, además de diacrónica, la territorialidad podría ser intermitente, bipolar y multifásica. Pero seguro que no la acepta.
Cagüen. Se me ha olvidau añadir retráctil. 😉