Ayer tuvo lugar en el cementerio de Pamplona el acto de inhumación de los restos mortales de 46 víctimas de la represión franquista, cuyos cuerpos no han podido ser identificados. Las víctimas habían sido previamente exhumadas de distintas fosas en Navarra a lo largo de esta legislatura, dentro del programa de exhumaciones del Gobierno de Navarra en colaboración con la sociedad Aranzadi . Los restos de estas 46 personas reposarán en el panteón dedicado a este fin para las víctimas no identificadas de la Guerra Civil, aunque se prevé que el panteón también pueda incluir a las víctimas identificadas cuyos restos las familias quieran que reposen allí.
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Cabe señalar que al acto acudieron diversos representantes de las fuerzas políticas navarras incluyendo a Javier Esparza o Enrique Maya, aunque la noticia publicada en la web del Gobierno de Navarra no los incluya (igual que a otros también excluidos) y sólo detalle que “al acto han asistido, además de la Presidenta, el alcalde de Pamplona, Joseba Asiron; la consejera de Relaciones Ciudadanas e Institucionales, Ana, Ollo”.
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Durante el acto se colocaron banderas republicanas sobre las cajas, así como una ikurriña, y también se bailó un aurresku. Aparentemente no hubo banderas españolas ni navarras, según lo que se aprecia en las fotos.
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Respecto a la celebración de este acto conviene recordar que la recuperación de las víctimas republicanas de las cunetas para enterrarlas con dignidad fue un argumento sentimental importante allá por las elecciones forales de 2015. No obstante, la idea que se deslizaba entonces es que había miles y miles de víctimas enterradas en las cunetas, que se sabía perfectamente quiénes eran y dónde estaban, que era un escándalo que permanecieran por ahí sin darles sepultura y que el cambio también tenía que servir para acabar con eso y que las familias pudieran enterrar a los suyos.
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La realidad, sin embargo, es que tras una legislatura entera son 46 personas las que se han sacado de las fosas, más algunas otras que han podido ser identificadas. No es real por tanto la idea de que las carreteras navarras se encuentran atestadas de cadáveres en las cunetas y que se sabe perfectamente dónde están y a pesar de todo ahí se les deja.
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Por otro lado, hay que recordar que el panteón donde se ha enterrado a las víctimas, construido por el Ayuntamiento de Pamplona, data de 2013 y que en Navarra llevan décadas sacándose restos de fosas, mucho antes del gobierno del cambio. No nos encontramos por tanto ante un hecho novedoso o particular del nuevo gobierno. En realidad todo este tipo de actos y enterramientos sólo encuentran obstáculos cuando intentan ser utilizados políticamente ya que nadie disputa en la actualidad, o así solía ser hasta hace muy poco, el derecho a que cada cual, incluso los ganadores de la guerra, recuperen, entierren y lloren a sus muertos.
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Como elemento positivo, la utilización de los muertos en las cunetas como argumento decae tras cuatro años de gobierno del cambio. Tras cuatro años enteros para haberlos enterrado debidamente a todos, el cuatripartito ya no puede utilizar este argumento contra otros gobiernos futuros. En realidad, habiendo enterrado a poco más de 46, resulta bastante falsa la utilización de este tema que se hizo en momentos pasados. La realidad, por lo demás, es que tras todas las guerras quedan monumentos al soldado y al represaliado desconocido. Y que en algún momento, no sólo literalmente sino políticamente, hay que dejar descansar en paz a los muertos, empezando por los de los conflictos más remotos en el tiempo.
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Un comentario
Esta escenificación no conmueve. La bandera tricolor representa uno de los peores periodos de España a causa de las izquierdas: caos, saqueos, intolerancia, desprecio a las leyes, amenazas, asesinatos y provocación de la guerra.