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El indescriptible progreso que está experimentando Cataluña bajo el gobierno de los nacionalistas y la ultraizquierda se manifiesta, por ejemplo, en situaciones tan curiosas como que las latas de refresco cuestan un 7% más desde esta semana en Barcelona que en Zamora. Si fuera al revés, dirían que Espanya ens roba.
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El encarecimiento que se acaba de señalar responde a un nuevo impuesto autonómico a las bebidas azucaradas en virtud del cual la Generalitat prevé recaudar más de 41 millones anuales. La justificación ante la opinión pública es que las bebidas azucaradas son nocivas para la salud.
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¿Nuestra salud o su recaudación?
Todo es nocivo para la salud. O casi todo. Si no directamente a partir de cierta medida. Por consiguiente, cualquier cosa es susceptible de que se le establezca un impuesto con la excusa de que es o puede ser malo para la salud, los propios gobernantes de Cataluña ya advierten de que están estudiando extender el impuesto a más y más bebidas y alimentos. La realidad, sin embargo, es que los impuestos raramente mejoran la salud de la gente, sino la recaudación de los gobernantes. En general, comer sano y fresco ya es más barato que comer insano y prefabricado. Nótese que los impuestos, de todos modos, no se ponen a los gordos, a los hipertensos o a los que tienen el colesterol alto, sino a las cosas que compramos, aunque el comprador no esté gordo, no sea hipertenso, no tenga el colesterol alto ni incurra en ninguna de esas situaciones de las que el gobierno pretende salvarnos.
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Tendrá que dejar de pagar el gimnasio para poder comprar refrescos
¿Y si todo el mundo estuviera sano? ¿Y si nadie comparara donuts, refrescos o bolsas de patatas fritas? Lo cierto es que le haríamos una enorme faena al gobierno. ¿Cómo pagaría entonces el gobierno sus gastos? ¿Cómo de sanos tenemos que estar para no pagar impuestos? El gobierno, si nadie comprara refrescos, sin duda subiría los impuestos de cualquier otra cosa para mantener la recaudación. Al gobierno no le importa nuestra salud más de lo que nos importa a nosotros mismos, por eso el tabaco no es ilegal sino que está cargado de impuestos, lo que le importa al gobierno es el dinero que nos puede sacar del bolsillo.
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El que está gordo es el gobierno
¿Cómo que estamos gordos nosotros? El que está gordo es el gobierno. El que tiene la analítica descompensada es el gobierno, con su déficit crónico y su endeudamiento fuera de control. No es el gobierno el que tiene un problema con nuestra salud, somos nosotros los que tenemos un problema con los excesos del gobierno, que tenemos que pagar. Los 41 millones que prevé recaudar la Generalidad son una cifra ridícula frente a los 360 millones que le cuesta la TV3. El que tiene que ponerse a dieta, limitar el consumo y adelgazar es el gobierno. La grasa y el colesterol del gobierno obstruye las arterias del crecimiento económico y disminuye el riego de las economías familiares. El problema de la vida de excesos del gobierno es que los infartos del gobierno los sufre nuestro corazón. Que el gobierno ponga a los ciudadanos un impuesto-castigo por tener sobrepeso resulta llamativo además viendo el perfil de los actuales gobernantes de Cataluña, cuya silueta evidencia el auténtico desinterés que tienen estos prebostes con tendencia a la paquidermia por el sobrepeso y la dieta. Es obvio que no les preocupa el sobrepeso, les preocupa subir la recaudación para mantener las lorzas de la administración. Pudiera parecer que esta es una noticia sobre Cataluña pero no es así. No hay mala idea en España que no corra como la pólvora.
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Un comentario
Ya lo dijo este esbozo de Shrek estrábico: «los catalanes tienen más proximidad genética con los franceses que con los españoles». Ahí está él para demostrarlo. Lo del impuesto será para mantener ese aire chic que comparte éste con Brigitte Bardot…