La utilización de las palabras y el posicionamiento de los términos en el campo de batalla del lenguaje juega un papel determinante en el debate político. A menudo, quien consigue que el contrario adopte su propia terminología ya tiene perdida la batalla de las ideas, o por lo empieza a librarla con una notable desventaja. Precisamente estos días pasados, a cuenta de las ikastolas y el currículo vasco, ya nos hemos aproximado a la manipulación del término Euskal Herria. Un término que históricamente equivaldría por ejemplo al de Hispanidad, entendiendo como tal el carácter genérico de todos los pueblos de lengua y cultura hispánica. Euskal Herria sería el equivalente de Hispanidad al hablar de la lengua y cultura vasca. Confundir Euskal Herria con Euskadi equivaldría a confundir España con Hispanidad, y confundir la territorialidad de Euskadi con la de Euskal Herria equivaldría a confundir la de España con la de la Hispanidad. El término Euskadi, al hacer referencia directa al nombre de la CAV, es percibido como un obstáculo en la política asimilacionista del resto de los siete territorios, por lo que hace ya muchos años que viene generalizándose por parte del nacionalismo el uso bastardeado del término Euskal Herria.
165 futbolistas, pero muy pocos navarros.
Hasta 165 futbolistas y exfutbolistas han estampado su firma en el comunicado. Sin embargo, muy pocos de ellos navarros. Entre estos apenas los nombres de los ya retirados Ismael Urzáiz, Ibarrondo o Fresán. Paradójicamente, la polémica nace del enfrentamiento interno en el seno del mundo nacionalista, en el que elementos del PNV siguen defendiendo el neologismo Euzkadi, o Euskadi, al tratarse de una invención personal del fundador Sabino Arana.