Tal y como la noticia ha saltado a los medios, la cifra que ha trascendido es la de que han firmado contra Munilla el 77% de los párrocos. La noticia, sin embargo, puede ser objeto de una segunda lectura situando el dato en su contexto.
Por un lado, el nombramiento de los párrocos es una facultad del obispo. Es decir, que resulta lógica la sintonía de los párrocos con la de los obispos que los nombraron, en este caso José María Setién y Juan María Uriarte.
Un segundo hecho relevante sumado al anterior es que, observando la estadística del clero diocesano de San Sebastián a fecha de 1 de octubre del 2008, comprobamos la existencia de 309 presbíteros. Los 85 firmantes del documento, por tanto, representan sólo al 27% del clero diocesano.
Aún podría incorporarse un tercer hecho y es el de los sacerdotes guipuzcoanos en “la diáspora” que, lógicamente, escapan del anterior cómputo. Según publica hoy La Gaceta, hasta 20 sacerdotes podrían volver a su tierra como consecuencia del nombramiento de Munilla. Es de suponer que muchos de ellos provienen del Seminario de Toledo. Durante años, la Diócesis de San Sebastián rechazó el regreso de los sacerdotes vascos que eligieron formarse fuera del País Vasco.
Un comentario
De todas formas que triste ver como algunos obispos en la Iglesia, que se le supone un orden evangélico global, se dedican más a su pequeño territorio haciendo política, en vez de vivir la vida cristiana de cara a todo el pueblo y no de una parte del mismo.
Que triste que uno se dedique más a contentar a unos políticos de turno que a Dios…
Como puede ser que un obispado rechace a sacerdotes que no estén formados dentro de su territorio, pero que vergüenza siento al ver en lo que se ha convertido la iglesia en Guipuzcoa…