Lo cierto, sin embargo, es que los últimos datos parecen avalar la tesis de una economía norteamericana más resistente de lo esperado a la sacudida de las subprime. Algunos de los últimos datos conocidos eran ansiosamente esperados por los mercados para medir el impacto de la crisis financiera sobre la economía real, y los resultados han sido mejores de lo esperado. Así, el ISM del sector manufacturero de septiembre se situó en el 52%, y el del no manufacturero en el 54,8%. No se considera que un sector esté en recesión con lecturas por encima del 50%. El viernes mismo, los mercados premiaron con subidas el hecho de que la economía siga creando empleo en los EEUU. Temiéndose, como se temía, que la crisis de las subprime pudiera provocar una recesión que arrastrara después a las economías europeas, los datos no dejan de ser tranquilizadores. La economía, de momento, aguanta el tirón del sector de la construcción, que no obstante sigue en crisis y sigue acumulando malos datos.
Aquí en Navarra, lo que se comenta es que se ha notado y mucho el miedo en los mercados. Ese miedo ha producido una situación de impass a la espera de acontecimientos. Todo el mundo ha contenido la respiración durante un tiempo y, mientras permanecía a la expectativa, dejaba de prestar dinero. El dinero, sin embargo, ha seguido entrando en caja a ritmo normal, especialmente de parte de los particulares que siguen cumpliendo puntualmente con el pago de sus deudas. Naturalmente el negocio de los bancos no es acumular dinero, sino prestarlo e invertirlo, de modo que a corto plazo podría producirse un aumento de caudal por el tiempo en que el miedo ha hecho de dique y el dinero se ha ido acumulando.