España se muere. No tiene nada que ver con los independentistas, los bolivarianos o la llegada de un meteorito, sino con el drama de la caída de la natalidad. Los últimos datos del INE han merecido un lugar destacado en los medios, pero se trata de un problema que llevamos arrastrando hace décadas, que no tiene visos de solución y cuya conclusión no hay que ser un genio para preverla, puesto que se trata de proyectar una mera progresión numérica.
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En el primer semestre de 2018, se produjeron en España 226.384 defunciones por sólo 179.794 nacimientos. La diferencia, o el saldo vegetativo, es que cada seis meses desaparecen 46.590 españoles. En Navarra, en ese mismo período, ha habido 2.703 nacimientos y 3.073 defunciones, por lo que el saldo vegetativo ha experimentado un decremento de 370 navarros. ¿Cómo de preocupante es eso?
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Rebuscando entre los datos del INE, podemos encontrar la curva con el número de hijos por mujer en los últimos años. La imagen habla por sí sóla respecto a la fortísima tendencia a tener cada vez menos hijos.
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Más allá de la mera contemplación de la gráfica y su deriva, las cifras que refleja resultan estremecedoras. Según el último dato del año 2017, las mujeres españolas tienen una media de sólo 1,3 hijos. ¿Qué significa esto?
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Para garantizar la tasa de reposición, es decir, el simple mantenimiento de la población actual, haría falta una media de 2,1 hijos por mujer. Puesto que sólo el 50% de la población puede gestar hijos, para mantener la población es necesario que cada mujer tenga un vástago para sustituir al padre y otro a la madre, más un pequeño porcentaje para cubrir defunciones. ¿Y qué sucede si no se llega a los 2 hijos por mujer?
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Si las mujeres de una generación sólo tienen 2 hijos, la población de la siguiente generación será la misma que la de la generación anterior.
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Si las mujeres de una generación sólo tienen 1 hijo, la población de la siguiente generación será sólo el 50% de la generación anterior.
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Si, como sucede en la actualidad, las mujeres de una generación sólo tienen 1,3 hijos, la población de la siguiente generación será sólo el 65% de la anterior.
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Para terminar de entender lo que esto significa, pensemos en una generación de 100 personas, de la que 50 son mujeres, con una natalidad de 1,3 hijos por mujer. O sea, una radiografía de la situación actual.
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La siguiente generación será sólo de 65 personas.
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La siguiente de 42.
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La siguiente de 27.
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La siguiente de 17.
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La siguiente de 11.
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La siguiente de 7.
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En sólo 6 generaciones, se habrá pasado de una generación de 100 personas a una generación de 7.
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Asumiendo que, cronológicamente, una generación es el tiempo en que los hijos pasan a convertirse en padres, podríamos pensar que en unos 70 años (aproximadamente 2 generaciones), y según los cálculos anteriores, sólo nazcan 42 navarros por cada 100 navarros actuales. En 140 años, sólo habrá 17 navarros por cada 100 actuales.
Aunque llegados a este punto podríamos hablar de pensiones y del absurdo negacionismo de quienes se empecinan en no ver su inviabilidad con los actuales niveles de natalidad, lo cierto es que habría que ir mucho más lejos y pensar directamente en si nos enfrentamos a la extinción. Puede parecer exagerado pero un asunto está claro: este problema se tiene que intentar solucionar con muchas décadas o generaciones de antelación. ¿O alguien cree que dentro de 6 generaciones las navarras resolverán el problema teniendo de golpe 15 hijos (y es el cálculo exacto, no una exageración) para recuperar en una generación la población actual? Que tampoco sería además recuperar toda la población actual, sino sólo una generación con el nivel de población de una generación actual.
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Un comentario
Lo grave es que 50.000 son no nacidos por abortos… y que habría que añadir a las defunciones.
El problema se ve ahora con claridad. Recuerdo a una maestra en Navarra que a mediados de los ’90 ya veía peligrar su plaza de parvulista por cierre de aulas… algo que se solapó por los nacimientos de inmigración. Y me temo que tanto los datos de Navarra como los de cualquier sitio de España son parecidos.
En 1982 nacieron la mitad de niños que en el año anterior. Nos demógrafos no saben explicarlo ¿el divorcio que da poca estabilidad a los matrimonios? Es una hipótesis.
Los nacidos en la posguerra, lo hicimos en hogares más estables aunque muchos más pobres y sin recursos, pero con mujeres que no tenían tanto miedo al futuro ni tantas aspiraciones a ‘realizarse’ ni ‘triunfar’ en la vida.
Ahora llámenme de todo, pero si no convencemos a las chicas que el sacrificio, aun económico merece la pena por ellas mismas, ni un año pagado por cuidado del hijo ni nada hará que los tengan.
Los hijos son vendidos como un producto tanto para destruirlos como para tenerlos vía artificial. Es el rearme moral el que falla.