El voto en contra del grupo popular de dos de sus propios miembros, a cuenta del nuevo estatuto de Castilla La-Mancha y por causa de la ominosa “guerra del agua”, ha servido a Miguel Sanz para reclamar al PP medidas disciplinarias contra Cervera y Salvador no superiores a las que recaigan sobre los mencionados diputados murcianos.
Las sanciones del PP.
De hecho, el PP todavía estudia las sanciones a imponer a los diputados murcianos. Ello no impide que, durante los pasados días, se haya especulado sobre la sanción que el PP pudiera imponer a los diputados de UPN en caso de separarse su voto en los Presupuestos del sentido del voto de los populares. Una reciente información, citando fuentes del PP, hablaba de una sanción de 300 euros para los diputados navarros. Sanción que podrían evitar –y acaso aún más disgustos- ausentándose en vez de saltándose la disciplina de voto. Caso aparte de la ruptura de la disciplina de voto y del caso murciano, naturalmente, es la ruptura del propio pacto que actualmente une a al Partido Popular y a UPN. La ruptura de este pacto, evidentemente, no es responsabilidad de los dos diputados ni forma parte de su sanción.
La receta de Sanz.
Llama poderosamente la atención, por tanto, que Sanz pretenda para sí una disciplina radicalmente diferente de la que él mismo practica para con sus propios diputados. De hecho, ha sido noticia los últimos días la reiterada petición de Miguel Sanz a Santiago Cervera de que entregue su acta de diputado si no vota conforme a lo ordenado por su partido: “Cervera sólo tiene dos caminos, cumplir con la resolución del Consejo Político o, si no la cumple, presentar el acta de dimisión, entregar el acta de diputado”. Curioso por tanto que al PP, mientras él dice esto, le reclame sólo la sanción de los murcianos.