Eso de que al gobierno le falta dinero es muy discutible. No hay más que ver en qué se lo gasta. También resulta muy discutible eso de que el dinero que pagamos en impuestos es para Sanidad y Educación. Incluso lo que se gasta en Sanidad resulta muy cuestionable que se gaste siempre para atender servicios esenciales. Sirva como ejemplo lo que les vamos a mostrar a continuación. O sea, si en Leiza no hay un médico de atención primaria a lo mejor no es porque falten recursos, o porque haga falta que usted pague más impuestos, sino porque los recursos puede que se utilicen para otras cosas. Por ejemplo para formar a los profesionales de la salud, entendiendo como tales a los educadores sexuales de los centros de atención a la salud sexual y reproductiva, en asuntos como el fetichismo, el BDSM, el intercambio de parejas o la kinkifobia interiorizada.
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Desde luego estos cursos no se pagan solos, ocupan un lugar en el espacio y el tiempo y consumen recursos humanos y materiales, pero la matrícula es gratuita. O sea, que los pagamos todos. Los cursos, para todos los interesados, tendrán lugar entre el 6 y el 7 de mayo, y podemos estar bastante seguros de que hay que tomar esto sólo como un ejemplo. Es decir, que hay que tomar este curso sólo como síntoma. Sin duda hay multitud de ejemplos como este colgando como bolas de Navidad del arbolito presupuestario. Sólo que para colgar tanta bola no basta un arbolito, hace falta un boabab. ¿Y quién paga el boabab?
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Interesa recordar que el gobierno se gasta el dinero en estas cosas para tenerlas en cuenta cuando descubrimos que no hay dinero para gastárselas en otras cosas que sí son esenciales. También para cuando el gobierno, en vez de revisar este tipo de gastos, se queda sin dinero y acude de nuevo a nosotros y nos vuelve a subir los impuestos.
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Finalmente, para entender el espíritu del asunto, no parece lo más apropiado un curso de BDSM gratuito y con descanso entre curso y curso. Claro que BDSM es seguramente lo que padece el contribuyente a manos del gobierno y no lo que enseña o padece el que participa en el curso.
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Un comentario
Desde luego es para temblar.
Pero no solo por -como muy bien dice el artículo- ver como se gastan nuestro dinero en semejantes cursos, si no también por el contenido de esos cursos.
Se trata de hacer normales y deseables todas las conductas guarras y disolutas que se pueden pasar por algunas cabezas humanas y hacer además que se pasen por el mayor número de cabezas.
Da la impresión de que intentan entretener a la gente para que practique esas conductas como un escape a la forma de vida anti-humana a la que nos llevan.
Sin familia.
Sin religión.
Sin trascendencia.
Sin tiempo.
Sin ideales.
El arte convertido en fealdad.
Sin libertad.
Sin Historia.
Algo tendrá que hacer la gente para pasar la vida.
Pues esas cositas que nos enseñan en esos cursos.
Hasta que te pegas un tiro y mejor. Uno menos.