En las últimas horas, como es lógico, la atención pública ha estado enfocada sobre los apoyos que iba perdiendo Casado. En otro caso podría hablarse de los apoyos que iba ganando y perdiendo, pero en el de Casado sólo se puede hablar de los que ha ido perdiendo, que en realidad han sido todos, o casi, y casi a la vez, por la forma y velocidad en que se está desarrollando todo.
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El Confidencial publicaba ayer que “El primer casadista abandona el barco”, siendo el ilustre primer casadista Jaime Ignacio del Burgo. Efectivamente, Jaime Ignacio del Burgo se destacó como quizá el primer apoyo público relevante en la etapa más preliminar de Casado en su camino hacia la presidencia del partido. En un artículo publicado por El Mundo, del Burgo señalaba que «Casado es el único candidato con ideas claras para luchar por una sociedad libre, capaz de arrastrar a la juventud sin lastres del pasado». Respecto a las alternativas a Casado, Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría, el veterano político navarro se preguntaba: «¿Cómo pueden creer las más directas colaboradoras de Rajoy que están limpias de polvo y paja?«. Casado respondió a del Burgo agradeciéndole su apoyo y escribiendo un mensaje en el que afirmaba que «Es para mí un honor que un político de la talla de Jaime Ignacio del Burgo me apoye. Su lucha contra el terrorismo y a favor de las libertades es un ejemplo, más vigente que nunca, frente al actual gobierno anexionista en Navarra».
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Por el contrario, llegados al punto actual, del Burgo se ha expresado a El Confidencial en términos extremadamente críticos hacia Casado, acusándole de «maneras cesaristas», de llevar el partido hacia «el hundimiento» (acaso con una sutil alusión a la famosa escena de Hitler en su búnker de la película homónima), y advirtiendo de la necesidad de un cambio de rumbo urgente para evitar un serio peligro de “ucedización”. Del Burgo revela además que su desapego hacia Casado no data de los últimos días o meses, sino que lleva dos años escribiendo cartas al líder del PP advirtiéndole del peligro de su deriva, cartas a las que por cierto nunca habría respondido el líder del PP.
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Del Burgo no señala un concreto salvador o salvadora del partido, pero aboga por la inmediata convocatoria de un congreso extraordinario «para que decida quién ha de ser el líder del partido«, apelando a un «milagro«, sin ponerle nombre y apellidos, «que salve al partido de su caída libre».
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Alternativamente, si el primer apoyo de Casado fue Jaime Ignacio del Burgo parece que el último va a ser el de otra personas navarra, en este caso Ana Beltrán. Tanto en el Comité de Dirección, como en las redes sociales, la popular es uno de los escasísimos apoyos que le quedan a Casado, una de las pocas personas que no se ha desmarcado de él en las últimas horas y que continúa a su lado incluso después de la dimisión de Teodoro García Egea. Seguramente Ana Beltrán no ha sido la política más visionaria en todo este folletín ni la que mejor ha analizado la situación, pero cuando ya todo está perdido y no hay nada que ganar, más bien lo contrario, decir que a pesar de todo permaneció hasta el final junto al líder caído no será lo peor de ella que se pueda decir.
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Un comentario
Tiene su cierta gracia. Y la verdad creo que es positivo para Beltrán en el sentido de que esté hasta el final.