Según su ley reguladora, el Consejo de Navarra es el órgano consultivo superior de la Comunidad Foral de Navarra. En el ejercicio de sus funciones, el Consejo de Navarra vela por la observancia y el cumplimiento de la Constitución Española, de la Ley Orgánica de Reintegración y Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra y del resto del ordenamiento jurídico, sin que sus dictámenes puedan contener valoraciones de oportunidad o de conveniencia. Se encuentra compuesto por siete miembros nombrados por el Presidente del Gobierno de Navarra, entre juristas navarros de reconocido prestigio y experiencia: cinco a propuesta del Parlamento de Navarra y los dos restantes designados por el Gobierno de Navarra. En este momento, según la web del Consejo, sus componentes son Enrique Rubio Torrano (presidente), José Antonio Razquin Lizarraga (consejro-secretario), Alfredo Irujo Andueza, José Iruretagoyena Aldaz, Julio Muerza Esparza, Eugenio Simón Acosta y Alfonso Zuazu Moneo.
La CAV y Cantabria sobreviven sin órganos consultivos
Según publica sueldospublicos.com, el conjunto de los órganos consultivos de todas las comunidades autónomas nos cuesta cada año 25 millones de euros. Puesto que se trata de un organismo burocrático tan popular, no es un elemento característico ni diferenciador de ninguna comunidad. De hecho, son Cantabria y Euskadi quienes se diferencian un poco del resto al haber prescindido de este tipo de órganos. Si ya de por sí resulta legítimo preguntarse por la utilidad práctica de estos consejos consultivos, las dudas aumentan si dos comunidades se las apañan perfectamente para vivir sin ellos. El coste del Consejo de Navarra en los Presupuestos del 2012 es de 541.000 euros.
12 respuestas
Sobran las palabras…y los cargos.
Teniendo en cuenta el nivel de conocimientos de la clase política, no está de más el Consejo.
Otra cosa es que en vez de 541.000€ cueste menos. No me atrevo a decir cuánto, quizá la mitad; no tengo el desglose de los 541.000€. Pienso que a los consejeros (no políticos) no les importaría trabajar por mucho menos y/o no cobrar nada salvo por los dictámenes que emitieran y que de otro modo habría encargar fuera (y en este caso, la mitad). Para reducir gastos no me sirve al argumento de que posiblemente el total de los impuestos que pagan anualmente el conjunto de los señores consejeros ronde aquellos 541.000 €.
Dado que conozco a todos menos a uno de los miembros del Consejo me consta que son excelentes profesionales. En todo caso, como bien señala la noticia es que el coste del Consejo es de 541.0000 euros, no que se repartan 541.000 euros. Comenzó a funcionar en el año 2000 y hasta entonces no existía, contando el Gobierno de Navarra con una excelente asesoría jurídica a cuyo frente está una persona que, a su vez, está en el Consejo.
No creo que vayamos a ahorrar mucho con la supresión y quizá ganaríamos en inseguridad jurídica. Ciertamente se puede argumentar que hasta el año 2000 Navarra funcionó sin Consejo Consultivo y no pasó nada relevante. En fin yo lo mantendría.
No soy contrario a los órganos consultivos siempre y cuando se desempeñen gratuitamente, por el mero honor de pertenecer al mismo. Dado que nos cuesta la cantidad señalada y, como supongo, no habrá ningún funcionario destinado en exclusividad a dicho Consejo, la parte principal del gasto serán dietas o emolumentos.
Dividiendo el presupuesto que se dice en el Confidencial entre siete, y salvo error u omisión, nos sale la nada despreciable cantidad de 77.285 ’71 euros de vellón por Consejero.
No está mal la sinecura.
Ya he manifestado en otras ocasiones que la necesaria austeridad pública no puede hacerse a costa de eliminar o reducir organismos o instituciones que son la esencia de la democracia y cuya misión es velar por el cumplimiento de los principios constitucionales y por los derechos y libertades públicas de los ciudadanos, aunque no sea una postura popular en este periódico digital. Por tanto:
-NO a reducir el Parlamento
-NO a eliminar el Defensor del Pueblo
-NO a suprimir el Consejo de Navarra
-NO a suprimir la Cámara de Comptos
-SÍ a eliminar muchas subvenciones innecesarias
-SÍ a eliminar gastos suntuarios
-SÍ a simplificar el aparato administrativo
-SÍ a menos enchufado en lo público
El criterio no puede ser solo el económico. Una dictadura es mucho más «barata», oigan!
Lo que importa es si ese consejo efectivamente puede dar un plus de acierto y sentido a la toma de decisiones, y servir de refuerzo de la legitimidad democrática y de «desinfectante» de las políticas, cuando están taradas.
Si consigue algo de eso, merecerá la pena. Si no, no.
Teranieto, de acuerdo con Ud., salvo en el defensor del pueblo.
Para esto tenemos parlamentarios (50 es una burrada). que atiendan e investiguen abusos. Menos ejecutivas y más Que cunda la idea del «diputado de mi ciudad».
Sr.Spurgus: sus acotaciones son razonables. Ciertamente, sería muy bueno, e incluso preceptivo, que rindieran cuentas de lo que hacen para ganarse el sueldo. Por ejemplo, ¿Acaso algunos miembros de este Consejo son también funcionarios en activo y perciben remuneración por ambas actividades profesionales? Si así fuere, por qué. O es que en su actividad funcionarial están en situación administrativa especial (excedencia) y sólo perciben su remuneración del Consejo. Ustedes qué creen… Intuyo que perciben dos remuneraciones.
El Consejo de Navarra sobra.
Zapatero es miembro vitalicio del Consejo de Estado, con sueldazo; ese es el nivel de estos órganos políticos.
Los consejeros son y están designados por los políticos, con lo que ya está todo dicho.
Para que están los funcionarios de carrera???
Me refiero a que es imprescindible tener órganos independientes, imparciales, que ejerzan hasta las últimas consecuencias la misión constitucional que tienen encomendada, cuyos presidentes tengan criterio y sean valientes, que no se dediquen a contemporizar con los gobernantes y a ponerse de rodillas ante ellos y a sonreír sus gracias, que defiendan la Constitución, el ordenamiento jurídico y el Derecho, que tengan siempre presente que el Estado lo hemos creado precisamente para proteger al débil y para beneficiar a los ciudadanos mediante el interés general, y no para el beneficio de unos partidos políticos. Hay motivos para la esperanza, porque todavía quedan en nuestra nación muchas personas con estas características.
Mientras no cambiemos el Sistema, cualquier camino lleva (del ramal) al mismo sitio y, claro, mientras tanto los políticos y sus adláteres encantados.
La razón evidente para suprimir la «cosa» es que todas las funciones consultivas que no asesoras como dice alguno) que el ordenamiento vigente encomienda al Consejo de Navarra, en caso de no existir, las ejercería el Consejo de Estado, que es ídem de lienzo pero patoaEspaña, así, sin mariconadas.
Eso es exactamente lo que venía ocurriendo hasta el año 2000 y eso es lo que sigue ocurriendo en el caso de Cantabria y Euskadi(que cuando yo hacía bachillerato se llamaban Santander y su provincia y Vascongadas).
Me sorprende lo poco que han afinado en esta noticia.
Pero claro, Navarra, tierra de foralismos, de cadenas, de peteuves y de colócame-a-la-chica-de-pasante-sí-por-lo-del-apartamentito-ya-sabes.
Por cierto que quitando a tres y medio, del resto podría decirse aquello de «joder qué tropa».
No somos nada.