Entre las noticias de estos días pasados, merece la pena mencionar sendos ataques a un concejal de UPN y a una parroquia de la Chantrea. Ambos ataques forman parte de ese tipo de violencia que no preocupa, que está ya normalizada, que no merece grandes portadas. No me la enseñes. Si no me la enseñas, no tengo que condenarla. Si no me la enseñas, no tengo que no condenarla.
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Respecto al ataque al concejal de UPN rodeado y acosado en Arguedas por varios encapuchados al grito de UPN kanpora!, forma parte de esa nueva normalidad en la que como ETA ya no mata se supone que todo está bien. Pero es una “normalidad” en la que si no eres uno de ellos no puedes salir seguro a la calle, disfrutar del fin de semana, tomarte tranquilo una copa en un bar de Alsasua. Tampoco de Arguedas. En esta nueva normalidad puedes seguir disfrutando de tu vida habitual si te presentas como candidato de una serie de siglas políticas, pero ya no puedes seguir disfrutando de tu vida habitual sin correr riesgos cuando te sales de esas siglas. Si quieres vivir tranquilo y evitar problemas tienes que pensar esto y no lo otro. ¿Nos extraña mucho después que las ideas que te permiten vivir tranquilo y seguro sean las que predominen? ¿Es democracia eso?
Varios encapuchados intentan agredir a un concejal en Navarra al grito de "UPN kanpora" https://t.co/JIgQMJ6Mpd
— Navarra.com (@navarra_com) April 1, 2024
Respecto al ataque a la iglesia, apenas hace unos días eran unos peregrinos de la Javierada hospedados en Lumbier los que sufrían un ataque cristianófobo. La ventaja de todos estos ataques es que no merecen campañas de concienciación, ni grandes aspavientos político-mediáticos, ni un muro alrededor de quienes esparcen las semillas del odio. Contento si viene la policía a ayudarte mientras te atacan. De hecho vivimos en la paradoja de que quienes atacan, agreden y vandalizan suelen llamar odiadores a los que son atacados. Si tomamos a las víctimas habituales de la violencia política, ideológica o religiosa, el perfil que se deduce de los atacantes no se corresponde demasiado con el de las ideologías que supuestamente predican la intolerancia y el odio. El problema es que tolerante no es el que dice que es tolerante, sino que tolerante es aquel del que se puede pensar distinto sin pasar miedo, sin que te acosen o sin que te pinten la iglesia. La respuesta a qué es lo que hay que pensar en tal o cual sitio para no buscarse problemas te indica quién practica realmente en ese sitio la intolerancia.
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2 respuestas
No apelan al incendio de las iglesias solo de forma metafórica. El problema es que realmente les gustaría incendiarlas, como ya hicieron en el pasado otros igualitos a ellos.
Otra cosa son las mezquitas.Ni les apetece amenazarlas, ni se atreven a hacerlo.. porque conocen la desprendida tolerancia de los fieles de Ala
Eso no es lo normal, la norma, lo que tiene que ser. Es lo habitual.