Lo del Banco Central respecto a lo de Bankia es como lo del gobierno respecto a las pensiones

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“¡Tu no puedes encajar la verdad!”. Así empieza el famoso discurso de Jack Nicholson, interpretando al coronel Nathan R. Jessep, en la película “Algunos hombres buenos”. ¿Podemos encajar la verdad? Esto es un poco lo que subyace en todo el asunto de la salida a bolsa de Bankia y el procesamiento de la cúpula del Banco de España. ¿Querían realmente los españoles saber la verdad de Bankia y de todo el sistema financiero en ese momento? ¿Podía decirla el Banco de España?

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Claro que Bankia estaba en quiebra. Claro que a los compradores de acciones, cuando Bankia salió a bolsa, se les estaba vendiendo una mercancía averiada. Pero el problema no era sólo Bankia, todo el sistema financiero estaba en quiebra. Al estallar la crisis del 2007, los bienes en balance de todos los bancos de España, y no sólo de España, perdieron casi todo su valor prácticamente de la noche a la mañana, tanto los activos inmobiliarios por el crash del ladrillo como todos los activos relacionados con las hipotecas basura y la burbuja del crédito.

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El principio del crédito es que quien presta piensa que aquel al que le presta le puede devolver el dinero prestado, ya sea porque es capaz de generar ingresos futuros o porque dispone de activos que en caso de emergencia pueden ser ejecutados. En este sentido, simplificando, la solvencia de los bancos y de todo el mundo en general proviene del hecho de que si uno debe 100 tiene activos por valor 100. Cuando uno pide prestado dinero para comprar un piso de 200.000 euros, por un lado le debe al banco 200.000 euros, pero por otro tiene un piso valorado en 200.000 euros, de modo que si no paga el banco puede quedarse el piso y cancelar el crédito sin perder dinero. Esa es al menos la teoría. Si de repente el precio de los pisos cae un 50%, entonces el banco se encuentra con que le deben 200.000 euros, pero el piso que garantizaba el préstamo ya sólo vale 100.000. Existe por consiguiente un agujero de 100.000 euros. Cuando el banco intenta buscar financiación, la consecuencia es que nadie le presta dinero al banco porque todo el mundo ve que existe ese agujero. Si esto no le pasa sólo a un banco, sino a todos los bancos, entonces nos enfrentamos a un sistema financiero en colapso.

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Llegados a ese punto, los bancos centrales se encontraron en una situación de pánico. ¿Cuáles eran las alternativas? Una posibilidad hubiera sido declarar la quiebra del sistema financiero, liquidar todos los activos y repartirlos entre los acreedores. En aquellas circunstancias, parece bastante claro que la venta de los activos del sistema financiero, cuando la propia quiebra del sistema financiero hacía muy difícil su compra, no hubiera bastado ni remotamente para satisfacer a los deudores, incluyendo a todos los ahorradores y depositantes. Los españoles hubieran perdido el dinero que tenían en los bancos. Como poco, hubiéramos ido a un corralito.

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Una solución alternativa era el rescate. Inyectar al sistema financiero desde el Banco Central Europeo u otras instituciones el dinero suficiente para mantener temporalmente la operatividad del sistema, hasta que pasara el temporal. A favor de esta opción se encontraba el hecho de que la otra alternativa era terrible y que, realmente, no era tanto que el sistema financiero fuera inviable como que puntualmente necesitaba un apoyo para obtener financiación, como muchas empresas en un momento de apuro. Por lo demás unos bancos eran más inviables que otros, como es lógico.

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Si se hubiera optado por la vía de declarar la quiebra del sistema, en ese escenario hubiera sí sido lógico que el Banco de España hubiera declarado y reconocido que Bankia, pero no sólo Bankia sino todo el sistema, se encontraba en quiebra. Esto hubiera provocado el pánico, la gente acudiendo en masa a retirar el dinero y el mencionado corralito. En el segundo escenario, el Banco de España prácticamente estaba obligado a mentir, a transmitir confianza, a decir que todo iba bien. La verdad nos podía llevar al colapso y la mentira nos podía salvar.

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Obviamente los mercados sabían la verdad. Por eso los bancos perdieron un 90% de su valor en bolsa. Por eso los bancos no podían obtener financiación fuera de un rescate público. La gente de la calle, el pequeño comprador de acciones de Bankia, podía saber la verdad o no. La salida a bolsa de Bankia, seguramente, fue considerada por el Banco de España como una vía de financiación alternativa al rescate, no totalmente sin fundamento. ¿Tiene razón entonces el Banco de España? Sí. ¿Tiene razón la gente al quejarse? También. Aunque hubiera sido una catástrofe, ¿hubiera sido más justo cargar el castigo a los accionistas de los bancos y sus directivos que a los contribuyentes de España y de toda Europa? Sí. ¿Se han sentado las bases para que esto no pueda volver a pasar? No. ¿Podemos encajar la verdad? No. Sí. Según.

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El sistema de pensiones

Algo parecido a lo del sistema financiero es lo que está pasando con las pensiones. No cabe duda de que el sistema de pensiones entrará en crisis en el futuro. No sólo eso, es que ya está en crisis. El pago de las pensiones se come ya un cuarto de los Presupuestos Generales del Estado, y creciendo. Tenemos por delante una bomba demográfica. En el futuro nos jubilaremos a los 75 años y cobraremos pensiones muy bajas, porque esa es la lógica a la que nos condena el actual sistema de reparto. Pero es una verdad que no podemos encajar, por eso los políticos de todos los partidos nos garantizan que no hay un problema y que las pensiones están garantizadas. Es posible que algún día haya que llamar a los tribunales a todos los políticos y autoridades que ahora nos tranquilizan con sus declaraciones, como con Bankia.

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Al igual que sucedía con la crisis del sistema financiero, el problema con las pensiones es que cualquier persona sensata es consciente de la situación, ¿pero cuál es la solución? En estos momentos podría ser tranquilizador que las pensiones futuras se basaran en un sistema de capitalización en vez de en uno de reparto, pero estamos en un sistema de reparto y resulta sumamente complicada, aunque no imposible, la transición hacia uno de capitalización. Eso sí, cuanto más esperemos, más traumática será la situación a revertir.

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Como sucedía en relación a la crisis del sistema financiero, hay personas perfectamente conscientes de la situación y personas perfectamente ignorantes del peligro. Hay personas que toman medidas y personas que no. Pero en realidad, la verdad está ahí para quien quiera encontrarla. El problema una vez más es que a lo mejor no podemos, no queremos encajar, no estamos dispuestos a que nos digan la verdad. Y obviamente al político medio le brillan los ojillos cuando la sociedad frente a él le mira con candor y le suplica: “miénteme”.

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Un comentario

  1. La primera palabra en signos de admiración, creo que lleva tilde, ya que refiere a una persona o sujeto ( un pronombre ) : -Tú-.

    No se preocupe a mí me pasa lo mismo. Y ya con algunos traductores en línea también ; como si el que lo tradujera está ebrio ( el traductor, la máquina ).

    Con respecto a lo de Bankia..éste país es de risa muchas veces ( en concreto sus políticos ) porque sólo saben mancillar su nombre e historia ( como buenos masones que son casi todos ) y, su economía.

    Una entidad bancaria ( y financiera, que me lo expliquen siendo una ¨ Caja ¨, en otros tiempos y con políticos y sindicatos metidos en el Consejo de Administración ) que ha sido rescatada con el dinero de los españoles hace años seguía, al mismo tiempo, efectuando deshaucios en toda España, y el gabinete de turno del gobierno en España mirando pá otro lado. Bien, fenomenal ( ironía ).

    Que lo sabían…, claro que lo sabían, y los políticos también. Pero parece que la gente no entiende mucho de éstas cosas y los siguen votando : a los mismos que designaron en el cargo al del Banco Central, y otros amigos más.

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