Listas abiertas e independencia judicial

 

Cuando todo va bien resulta difícil interesar a la ciudadanía en los cambios. La parte positiva de las crisis es precisamente ésa: que cuando las cosas empiezan a fallar inevitablemente se abre el debate sobre los posibles cambios. Tal vez porque todo tiene que ver con todo, parece que en los últimos tiempos en España nada está funcionando. Es decir, que se está abriendo un debate muy interesante sobre posibles cambios. El episodio menos relevante de este debate es el de los indignados.

El Constitucional y la quiebra de la Justicia en España

La dimisión de tres magistrados ha llevado a una crisis institucional sin precedentes al Tribunal Constitucional, en el que los relevos de los magistrados ha quedado paralizada durante años. Si casos como el de Bildu han demostrado que el sistema se encuentra totalmente politizado, la imposibilidad de renovar a los magistrados ha revelado la ineficacia absoluta del sistema de nombramientos. Significativamente, ambos problemas se resolverían al mismo tiempo separando a los tribunales de los políticos. Es decir, haciendo efectiva la separación de poderes que toda democracia requiere para su correcto funcionamiento. La designación de los integrantes de los más altos tribunales ha de ser llevada a cabo por los propios jueces, según criterios de profesionalidad e independencia. Es un mal sistema para los políticos, pero muy conveniente para los ciudadanos.

Listas abiertas

Esperanza Aguirre ha propuesto abrir y desbloquear las listas electorales en la Comunidad de Madrid durante su debate de investidura, de forma que los ciudadanos puedan elegir a los candidatos que prefieran o incluso tachar a los que no les gustan. Las listas abiertas se adoptarían de cara a las elecciones en la Comunidad y para conseguirlo sólo haría falta reformar la Ley Electoral autonómica. Si puede hacerlo Madrid, cuesta pensar que no podría hacerlo Navarra. El debate en cualquier caso se encuentra sobre la mesa para implantar las listas abiertas, si es necesario, en todas las elecciones y en toda España. Los ciudadanos están tomando conciencia durante la crisis de que lo que hacen los políticos resulta que luego va y les afecta, por lo que empiezan a reclamar medidas para poder elegir mejor a los políticos y controlar con más eficacia sus actos, castigándolos o premiándolos según sea el caso. ¿Se imaginan que los votantes pudieran tachar a Zabaleta en las papeletas o cambiar el orden en que aparece en la lista? Democracia es que lo hacen los políticos lo decidimos los ciudadanos, a la inversa de lo que sucede en los sistemas totalitarios. Eso incluye también la forma en la que votamos.

 

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6 respuestas

  1. Si España, ahora conocida como Ex-paña, fuera un país democrático como nuestra antípodas Australia, los miembrillos o membrillos del TC que han permitido la presencia de BILDU-ETA acabarían su carrera entre rejas por colaboración con banda armada…pero casi seguro que el PSOE les asciende.
    De igual manera en otro país las listas abiertas pueden funcionar pero, mi querida Esperanza, aquí no hay suficiente cutura democrática para eso. Ojalá.

  2. Se habla con demasiada ligereza de las listas abiertas como el bálsamo que regeneraría el sistema. Y no es así para nada. Por principio yo también soy partidario de las listas abiertas pero en España más que votarse «por» se vota «contra», contra la derecha, contra ZP, contra los vascos, contra los fachas…
    Por poner un ejemplo claro, no creo que las listas abiertas hubieran movido a los votantes del Pp en Valencia a tachar el nombre de Camps, sino más bien al contrario.

  3. Estoy en parte de acuerdo con Arana. Muchos votos son «en contra» o «para evitar que», lo cual habla de la calidad de nuestros gobernantes salvo contadas excepciones. En todo caso, siempre será mejor tener listas abiertas y poder elegir que no poder hacerlo. A día de hoy la gente se puede quejar de ZP o de Camps, porque pueden decir que no los han votado (como ejemplo la frase: «yo no he votado a ZP, he votado socialista»). Con listas abiertas esto no pasaría. Si has votado a ZP o a Camps, amiguito no te quejes. La próxima vez piénsatelo mejor.

    Por otro lado, en este país el 80% de los votantes son hinchas de uno u otro partido y es el 20% el que decide. Probablemente ese 20% sí tendría cierto criterio para elegir candidatos, y quizá eso marcara la diferencia.

    Ante la situación lamentable que tenemos ahora, casi cualquier cambio puede ser para mejor. Se pueden hacer más, pero este sin duda parece necesario.

  4. Sin negar que la Sra. Aguirre tiene un olfato político innegable lo que está proponiendo es el sistema de listas de partidos con preferencias, es decir, el sistema electoral de la I República Italiana de 1947, uno de los exponentes de libro de la partitocracia. O sea cambiar cosas para que todo siga igual.

    Así que de listas abiertas nada. Son listas cerradas [únicamente se puede escoger entre los miembros que propone un partido] sólo que desbloqueadas [señalo a la persona o personas de mi preferencia].

    ¿Eso hace al sistema representativo de la sociedad? No. La legitimación se hace sólo entre adictos. La representación de la sociedad únicamente se puede con distritos unipersonales donde la legitimación te la da mayoría de los electores y no el paraguas de una lista de partido. Solo con distritos unipersonales el elegido se debe a la mayoría. Y para evitar que el diputado pase de servidor a amo, debe existir también un procedimiento de revocación del mandato.

  5. Algunos sugieren un mix: 50% listas (propuestas por la maquinaria de los partidos) con posibilidad de tachar nombres y 50% distritos unipersonales (candidatos con el respaldo de un partido y/o candidados espontáneos o con n firmas; p. ej. el 1/100 (uno por cien) del censo electoral del distrito (Navarra unos 25 distritos de unos 20.000 electores: avales de electores del distrito 200). Los tachados en el primer caso podrían resultar elegidos (siguiendo el sistema D’Hont), pero los parridos tomarían nota y más si les causa perjuicio; por otra parte este sistema que permite una cierta democracia interna de los partidos. Pero seguro que hay sistemas mejores que «el alemán» citado.

  6. Las listas abiertas son un buen primer paso, y no hay por qué despreciarlas, aunque en España ya tenemos listas abiertas: en las Elecciones Generales al Senado, y mirad lo que pasa.

    Pero lo que buscan las listas abiertas es la posibilidad real del votante de elegir a una persona de su confianza, y la confianza entre elegible y votante sólo se crearía si aquellos respondiesen directamente ante sus electores, y no ante el Partido.

    Y eso sólo sería posible en un sistema en el que los Partidos perdiesen su poder o desapareciesen.

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