No existe el derecho a insultar. La libertad de expresión es otra cosa. La libertad de expresión lo que ampara es la difusión de ideas, datos y argumentos para criticar al gobierno, contrastar los distintos puntos de vista, mejorar la sociedad y hacer posible el progreso y la búsqueda de la verdad. No es tan difícil distinguir los insultos y las amenazas de la libertad de expresión. Gritar “fuego” en un cine lleno no es libertad de expresión. Podría decirse que el que no entiende la diferencia entre la libertad de expresión y el insulto sencillamente es imbécil, pero esto sería incurrir en lo mismo que se trata de rebatir. Y hablando de que hay que evitar llamar imbécil al que simplemente está equivocado, hoy es noticia la detención de Willy Toledo.
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Para empezar, incluso a sus seguidores hoy les debe resultar difícil tener claro si su detención es una buena o una mala noticia para Willy Toledo. Siendo sinceros, tiene toda la pinta que Toledo ha hecho todo lo posible para provocar esta detención. Podríamos hablar por tanto de una detención-promoción, o una detención-anuncio. Willy Toledo se hace una campaña de publicidad a costa de la Justicia. ¿Pobrecito o enhorabuena?
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He aquí los titulares de El País y el Diario de Noticias. Por una vez y sin que sirva de precedente, el que lo cuenta no sólo mejor, sino hasta bien, es el Noticias.
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Si nos retrotraemos hasta el inicio de la polémica, todo empieza con una parodia de las procesiones de Semana Santa en la que unas mujeres portaron una imitación de un paso coronado por una vagina e plástico, allá por el año 2016. Un juzgado de Sevilla abrió juicio oral contra estas personas y Willy Toledo, en un acto de solidaridad con ellas, escribió en su cuenta de Facebook que «Yo me cago en Dios. Y me sobra mierda para cagarme en el dogma de la santidad y virginidad de la Virgen María». Así, sin anestesia.
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A raíz de esta declaración, Willy Toledo fue denunciado y llamado a su vez a declarar por la posible comisión de un delito de ofensa a los sentimientos religiosos. El señor Toledo se negó a comparecer ante el juez y presentarse ante el juzgado y esa es la razón de que haya sido detenido: no el haber ofendido a los católicos, cuestión por la que no ha sido condenado ni presumiblemente lo sea atendiendo a los precedentes, sino por haber ignorado los requerimientos judiciales y no haberse presentado a declarar en el juzgado. Lo más probable es que Willy Toledo, tras ser detenido, declare en el juzgado y sea puesto en libertad, después de que todos hemos estado hablando de él durante al menos un día.
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¿Qué más consigue con todo esto Willy Toledo además de notoriedad? Pues demostrar ante su público que donde realmente hay libertad de expresión es en Cuba y que en España rige un régimen de opresión fascista. Para rematar su demostración, Willy Toledo podría haber optado por pasearse por La Habana con una pancarta reclamando pluralismo político, o cagándose en la familia Castro. Por alguna extraña razón, Willy Toledo no ha querido probar de este modo que hubiera sido tan eficaz la libertad que hay en Cuba. Sin necesidad de cagarse en nadie, Willy Toledo también podría haber enviado un artículo al Granma cubano, señalando que el salario medio cubano es de 250 euros al año, frente a los 23.000 en España, para preguntarse a continuación si lo que falla no será el comunismo en vez del capitalismo. Esto segundo sí que es un ejemplo de libertad de expresión, sin necesidad de cagarse en nada ni en nadie, por eso mismo en Cuba no se publican ese tipo de artículos. Si puedes decir lo mismo sin insultar y también te castigan, entonces no es el insulto lo que se persigue, así que intenta decirlo siempre sin insultos.
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Salta a la vista por los precedentes, empezando por la famosa exposición del pseudoartista Abel Azcona, que insultar y ofender a los cristianos en España está completamente permitido y la ley sencillamente no se aplica a quienes incurren en este comportamiento. Todos los acusados de ofender los sentimientos religiosos son sistemáticamente absueltos. Pero esto tampoco significa que se sacrifique a los católicos en aras a una especie de libertad de expresión absoluta e ilimitada. Los mismos que claman contra el procesamiento de Valtonyc por llamar al asesinato de guardias civiles o concejales del PP, callan y con ello otorgan cuando se procesa a un tuitero por menospreciar el asesinato de mujeres a manos de sus parejas. El insulto, la amenaza e incluso la incitación al crimen se consideran o no amparados por la libertad de expresión según convenga. Naturalmente esto no tiene nada que ver son la libertad de expresión y, o uno defiende que no hay límite, o los límites los aplica igual para las ofensas y las amenazas vengan de donde vengan.
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Para terminar esta reflexión y volviendo a Willy Toledo, llama la atención que considere un nivel de represión intolerable no poder cagarse en Dios, pero en cambio la imposibilidad de realizar la más mínima crítica al régimen cubano le parezca en cambio un modelo de libertad. La verdad es que esta misma asimetría la observamos en muchos personajes de extrema izquierda, que realizan constantes alegatos contra la represión y en favor de la libertad cuando hablamos de España, cosa que en principio podría estar bien porque todos queremos menos represión y más libertad. Pero claro, cuando esos mismos que parecen los campeones de la libertad quejándose de España, resulta que el modelo cubano les parece adecuado y elogiable, la única duda es si son unos farsantes, están locos o nos toman a todos por tontos.
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2 respuestas
«…después de que todos hallamos estado hablando de él durante al menos un día.»
¿Hallamos? Uf.
Gracias Tebeimia . Un saludo