Un acuerdo con el otro no es la primera opción para ninguna de las dos formaciones. Por lo menos para buena parte de los miembros de las dos formaciones. Al mismo tiempo, la mayor parte de los miembros de ambas formaciones aceptarían un acuerdo como un mal menor frente a otras posibilidades. Por eso en el seno de UPN y PSN, cuando todavía no se ha hecho pública una resolución oficial sobre el sentido de ningún pacto, empieza a pasarse a una segunda fase consistente en discutir el contenido de la negociación y las líneas rojas del acuerdo.
Discreción
El diseño de un pacto de gobierno es el tema que eclipsa a todos los demás de puertas para dentro. No obstante, trata de evitarse a toda costa que los asuntos objeto de discusión afloren a la superficie. Una de las manifestaciones de esta discreción es, por ejemplo, la repentina sequía de todas las cuentas socialistas en Facebook o Twitter. Sorpresa: saben que les observamos. Claro que la discreción nunca es absoluta y todo se acaba filtrando. Los secretos, como los fluidos, se expanden en todas direcciones y tienden a encontrar siempre los agujeros.
Las líneas rojas
Por otro lado, existe una cierta preocupación en ambas partes, también en UPN, sobre los contenidos del acuerdo. Un sector de UPN da por bueno casi cualquier acuerdo, pues para este sector la no entrada de los nacionalistas es casi el punto único del acuerdo. El sector mayoritario, por el contrario, sopesa si un mal acuerdo puede ser tan malo como no llegar a un acuerdo. Incluso peor, si UPN se convierte en gestor y defensor de las políticas que su electorado asume que debería estar criticando. Este sector considera que hay un margen de negociación pero que el margen no es absoluto, que los socialistas carecen de fuerza negociadora puesto que saben que no pueden depender de Bildu, y que la representación del PSN es menos de la mitad de la representación de UPN, por lo que UPN no puede renunciar de manera generalizada a su programa y sus principios.
El PPN
Interesante en esta situación resulta la posición estratégica del PPN. Por un lado, la ruptura beneficia a UPN de cara a pactar con el PSN. Por otro lado, UPN y PPN compiten por un espacio político similar y un similar electorado. Es decir, que en la medida en que UPN ee desplace hacia la izquierda para acercarse al PSN, irá cediendo al PPN una parte de su electorado. Esta parte, que hasta ahora es poca, será mayor en la medida en que sea mayor el desplazamiento. De todo esto se es consciente el sector mayoritario en UPN, por lo que sabe que las líneas rojas deberían incluir al menos cuestiones esenciales como la defensa del derecho a la vida, la libertad educativa, la identidad de Navarra y un recorte de la administración que devuelva la iniciativa a la sociedad civil y haga sostenible el gasto presupuestario.
5 respuestas
Toca retratarse a UPN.
Yo alucino con el desparpajo de algunas afirmaciones. Ahora resulta que Upn, sí, sí, señores, la misma Upn que lleva dos décadas engordando al monstruo (Policía Floral, Instituto Nafarroa del Vascuence, Defensor del pópulo, empresas públicas para amiguetes, infinidad de cargos, carguillos y carguetes en Diputación y Ayuntamiento…) resulta que ahora es quien defiende «un recorte de la administración que devuelva la iniciativa a la sociedad civil y haga sostenible el gasto presupuestario» como condición si ne qua non para negociar ????? Átenme esa mosca por el rabo.
Importa el qué, importa el quien e importa el cómo.
Más allá de líneas rojas «ideológicas», estamos hablando de recursos muy escasos y problemas acuciantes. Ruego para que la responsabilidad por nuestro común futuro, no sea un juego de cartas para negociar sillones. Somos conscientes de todo lo que nos jugamos?
Se ha pasado por alto que el 51% del censo electoral ha puesto el dedo hacia arriba a la farsa electoral. Esto es, más de la mitad de los españoles no creen en la cleptocracia de hecho instaurada. No nos olvidemos de este dato porque irá creciendo el número de españoles que pongan el dedo hacia arriba y no se convierten en osos tamborileros (¿¿¿recuerdan aquéllos osos amaestrados que en Rumanía – principalmente -, bailaban en las plazas públicas al son de un tambor y eran recompensados con calderilla por lástima de verlos privados de su libertad de esa forma ignominiosa???).
En un hipotético pacto de Gobierno con el PSN, los de UPN nunca deben dejar que las consejerías de Educación y Sanidad sean para los socialistas, porque entonces consentirán en más Educación para la Ciudadanía, en menos libertad educativa, probable des-concierto para los centros que separan por sexos (que es una opción educativa como otra cualquiera) y menos valores en esta sociedad ya moralmente muy caída; y también más aborto. Esas consejerías de Educación y Sanidad también son líneas rojas infranqueables para muchos que votan UPN. O sea, que cuidado con lo que se pacta.