Las dos Alemanias son la facha y la todavía más facha

No es que Alternativa para Alemania (AfD) no sea un partido nazi, es que el nazismo está prohibido en Alemania. O sea, que si en alguna parte no se puede llamar nazis o fascistas a los partidas de extrema derecha es en Alemania, porque o no son nazis o estarían ilegalizados. En realidad el discurso de AfD respecto a la inmigración puede ser no muy diferente del que desgrana Junts, pero si lo articula Junts es progresismo mientras apoye a Sánchez y si lo articula AfD es ultraderechismo y fascismo. No es muy coherente, pero es la doble vara de medir general con la que nos toca lidiar.

De algún modo podría pensarse sin embargo, como veremos, que la culpable del auge de la extrema derecha es la izquierda. Pero primero señalemos que eso de ser extrema izquierda es sólo una etiqueta geográfica. Si Alvise está a la derecha de VOX, y el PSOE se ha convertido en indistinguible de un partido de extrema izquierda, entonces el PP puede ser el centro y VOX la derecha. O el PP puede ser la nueva izquierda, VOX el centro y Alvise la nueva derecha. Al no ser una ideología sino una posición, decir derecha, ultraderecha o metaderecha es algo que pasa a depender no de las ideas propias sino de la posición relativa de los demás. Si identificamos extrema derecha con aprobar la violencia contra el rival, negarle sus derechos, limitar la libertad de expresión, apoyar regímenes totalitarios o desbordar el marco legal, a lo mejor era a formaciones como Bildu, ERC o Podemos a quienes la etiqueta de extrema derecha o fascistas les encajaba mejor.

Más allá de esta pequeña digresión, lo cierto es que la estela de las elecciones europeas deja un curioso mapa en el caso de los resultados de Alemania, por eso comenzábamos hablando de Alternativa para Alemania. Salta a la vista que eso que llamanos extrema derecha resulta que donde más triunfa es entre los jóvenes y particularmente entre los de la antigua Alemania del Este. Alternativa para Alemania, irónicamente, consigue sus mejores resultados en la RDA. En este sentido quizá cuente tanto la memoria de la opresión comunista como el muro económico y social. El ecopijismo que encarece la energía y todos los productos básicos, el degrowth y todas las extravagancias adolescentes de la izquierda perjudican a todo el mundo, pero a la gente trabajadora y con menos ingresos le perjudican más.

Hace un par de párrafos adelantábamos la idea de que la culpable del auge de la extrema derecha es la izquierda y no era un brindis al sol. Quienes más dicen combatir al fascismo o querer ser su freno, son en el fondo quienes más alimentan las políticas que estimulan, sea lo que sea eso, el crecimiento de la extrema derecha. O sea, la extrema izquierda no es la peor enemiga de Desokupa, aunque lo pretenda, sino su mejor aliada. Si no fuera por las política pro-okupas de la extrema izquierda, si las leyes protegieran al propietario, si la justicia funcionara, si bastara la policía, no haría falta una empresa como Desokupa. El negocio de Desokupa desaparecerá no cuando gobierne la extrema izquierda, que ya gobierna, sino cuando la derecha vuelva a poner orden y racionalidad en la defensa de la propiedad. Mientras con la izquierda los okupas campen a sus anchas, Desokupa será un negocio genial.

Pues bien, lo mismo sucede con eso que se está llamando extrema derecha y quienes pretenden ser su muro de contención. ¿Por qué está creciendo la extrema derecha en toda Europa? Pues para empezar por un aumento salvaje de la inseguridad, y este aumento de la inseguridad viene generado por unas políticas de inmigración que han provocado en breve tiempo una avalancha humana imposible de asimilar. Toda esa oleada de inmigrantes sin filtros, de gente con una cultura homogénea y gente que no, de gente que quiere integrarse y gente que no, de gente que quiere encontrar trabajo y gente que no, de gente que viene a ver qué puede aportar y de gente que viene a ver qué puede pillar, de gente que respeta la ley y gente que viene a delinquir y de delinquir, todo mezclado y en cantidades imposibles de manejar, está llevando a la formación de zonas marginales, zonas no-go, grandes bolsas de población inadaptada, incrementos exponenciales de la inseguridad, y un auténtico fenómeno de sustitución cultural y poblacional. ¿Alguien puede pensar que todo esto no va a provocar una reacción? Y quien alimenta sin ninguna mesura ni ninguna autocrítica las políticas que provocan todo esto, ¿puede extrañarse después de la reacción? Es más, ¿puede presentarse como bombero y freno al fuego el mismo que trae la gasolina para avivarlo? El auténtico freno a la extrema derecha es la derecha sensata. En realidad la sensatez misma, simplemente. Lo que pasa es que la izquierda, en los últimos tiempos, tiene de por medio una orden de alejamiento por malos tratos respecto a la sensatez.

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