El “rating” es el índice o clasificación que otorga a una empresa una agencia especializada en la calificación del riesgo. Algunas de las agencias de calificación de riesgo más conocidas y reputadas son Moody´s, Fitch o Standard & Poor´s. La calificación más elevada, que corresponde a las empresas más solventes y con menor riesgo de impago, es la famosa triple A (AAA). La escala va descendiendo hasta BBB, que representa el límite de la llamada “categoría de inversión”. Por debajo de esa categoría, en el peldaño BB e inferiores, se encuentra lo que se denomina “categoría especulativa”. Muchos fondos de inversión tienen entre sus normas no invertir más que en la categoría de inversión.
Caja Castilla la tóxica.
Cabe destacar que el último rating otorgado por Fitch a Caja Castilla-La Mancha fuera BB+, a mediados del pasado mes de febrero. Su anterior calificación, de septiembre del 2008, era todavía BBB+ dentro de la categoría de “inversión”. No obstante se trataba de la calificación más baja de entre todas las cajas y bancos de España. Las cajas peor calificadas en este momento según Fitch son Caixa Galicia, Caja Sur, Caja Laietana, Caixa Sabadell y Caixa Catalunya, todas ellas con BBB+.
Caja Navarra y Caja Rural.
La calificación de Caja Navarra se encuentra desde luego por encima de todas las cajas anteriormente citadas. Desde mayo del 2008, la calificación de Fitch para Caja Navarra es de “A” con perspectiva “estable”. De aproximadamente las mismas fechas es la calificación de Caja Rural de Navarra con calificación “A-” y perspectiva también “estable”. La calificación de las grandes cajas españolas es AA- tanto en el caso de Caja Madrid como en el de La Caixa.
Guenduláin.
Más allá de la situación de las empresas promotoras, Guenduláin es también una de las piedras en el zapato de las entidades financieras. Caja Navarra, según algunas fuentes, podría tener invertidos en torno a 40 millones de euros a través de los préstamos a los promotores. Por tanto, la posible compra de los derechos de edificabilidad de Guenduláin por parte del Gobierno de Navarra mataría así dos pájaros de un tiro. No sólo desbloquearía la situación de muchas promotoras navarras, sino que también aseguraría esos créditos con Caja Navarra. Algo que sin duda le beneficiaría. Este efecto colateral y poco publicitado, sin embargo, podría acabar resultando tan interesante como el principal y más anunciado.