Pedro Sánchez nos promete si le votamos 110 medidas que acabarán con todo mal existente en España. Habría que ser por tanto un auténtico cafre para poner alguna pega a este plan. El plan, sin embargo, resulta un tanto difuso en cuanto a sus pretensiones, ya que si repasamos los enunciados punto por punto casi todos son vaguedades del tipo “impulsaremos la economía social”, “Impulsaremos un plan contra el fracaso y el abandono escolar”, “lideraremos un Pacto de Estado por la Ciencia”, “nos comprometemos a mejorar la eficiencia, progresividad y calidad del gasto público”… y así hasta 110 propósitos más o menos etéreos y de universal asentimiento.
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Obviamente el listado también promete ideología de genero a manta, eutanasia, memoria histórica, feminismo… E incluso alguna cosa inquietante, como que “desde el respeto escrupuloso a la libertad de expresión e información, impulsaremos una estrategia nacional para la lucha contra la desinformación, con actividades de concienciación y formación para la ciudadanía”. La cita corresponde a 1 de las 110 propuestas del programa del PSOE, pero podía haber salido del Gran Hermano del 1984 de Orwell.
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Inquietante también el punto que indica que “Promoveremos una Ley sobre Libertad de Conciencia. Favoreceremos, en colaboración con organizaciones de la sociedad civil, el estudio de la incidencia de la intolerancia religiosa, así como un seguimiento de su evolución, estableciendo medidas para su prevención y erradicación”. ¿De qué está hablando el PSOE? ¿Del Islam? ¿Del catolicismo? ¿Del nacionalismo como nueva religión intolerante? ¿Del comunismo? ¿Y qué tiene que ver eso con la libertad de conciencia? ¿Qué organizaciones de la sociedad civil van a decidir las ideas religiosas a prevenir y erradicar? ¿Concibe el PSOE una religión tolerante que no le de la razón en todo?
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Pedro Sánchez tiene sin embargo un par de problemas con todo esto y es que, por ejemplo, todas sus propuestas estrella, desde acabar con el copago, garantizar el valor de las pensiones, escuelas infantiles gratuitas para todos, el ingreso mínimo vital, la renta básica de emancipación… todas ellas deberían añadir una coletilla, y así hasta 110, la cual dijera: “si les parece bien a los señores Puigdemont, Junqueras, Torra, Urkullu u Otegui y me prestan su apoyo para ser presidente”.
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El segundo problema es incluso más grave, que es el de cómo pagar todo lo que promete.
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Puesto que algunas propuestas son viejos proyectos rescatados hasta de la era Zapatera, las primeras estimaciones que se vienen barajando hablan de un incremento del gasto de 60.000 millones de euros. Y la verdad, no debería ser para menos. Es decir, respecto a unos Presupuestos de 350.000 millones aprobados por Rajoy, uno no puede pretender que revoluciona nada por gastar 3.500 millones más, un miserable 1%. Para ofrecer un cambio de verdad hay que ofrecer al menos esos 60.000 millones que se están barajando. Pero esos 60.000 millones de gasto extra, ¿cómo los pagamos?
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Las únicas referencias que aporta el programa socialista, son que “convergeremos paulatinamente hacia el promedio de recaudación de la Unión Europea” y que “adaptaremos la fiscalidad a la economía del siglo XXI, promoviendo la armonización a nivel europeo”.
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Lo segundo debería ser quizá motivo de inquietud para Navarra, ya que eso de armonizar-igualar fiscalmente todos los territorios de Europa es una clara amenaza a la autogestión y al autogobierno. Desde luego siempre que los socialistas hablan de armonizar impuestos, además, se refieren a que se igualen por arriba, no por abajo.
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Lo de igualar la presión fiscal con los países más ricos de Europa es algo que ya propuso en su día Podemos, y que no es menos absurdo que entonces porque ahora lo proponga el PSOE, y de hecho igual de antiprogresista e injusto.
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¿No estamos en que lo progresista es que los ricos paguen más impuestos que los pobres? Entonces, ¿qué sentido tiene pretender que los españoles y los alemanes, que cobran mucho más dinero, paguen los mismos impuestos?
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La presión fiscal de los alemanes es mayor que la de los españoles por diversas razones, alguna de ellas muy sencilla. El salario medio de los españoles ronda los 25.000 euros anuales, por los 50.000 de los alemanes. Esto significa que, aunque a los españoles y a los alemanes les pongamos el mismo IRPF, si a los dos les quitamos el 50% de lo que ganan en Alemania recaudaremos 25.000 euros de cada alemán y en España sólo 12.500 de cada español. Pero sobre todo significa que al alemán se le pueden quitar 25.000 euros y le quedan otros 25.000 para vivir, pero al español le quedan sólo 12.500, muy poco para vivir, consumir y dinamizar la economía. Es por eso que donde al alemán le puedes quitar un 50% sin estrangular al alemán y a la economía alemana, al español a lo mejor sólo le puedes quitar un 35%. Poniendo a un alemán y a un español un 50% de impuestos, la presión fiscal de los dos es la misma, pero el esfuerzo fiscal es totalmente distinto, por la diferencia de lo que cobran. ¿El PSOE quiere igualar la presión fiscal a la de los alemanes? Pues primero que iguales los salarios de los españoles a los de los alemanes. Maduro también lleva por cierto algún tiempo intentándolo por decreto
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Significativo también lo que en el programa del PSOE no aparece, además de lo que aparece.
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Desde luego ningún tipo de proyecto provida en el programa del PSOE. Claro que esto empieza a ser un problema no sólo del PSOE.
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De todas las violencias que se producen en el seno de la sociedad española, parece también que al PSOE sólo y exclusivamente le preocupa la violencia de género.
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Nada tampoco en referencia a la necesidad urgente de poner orden en las desabarajustadas cuentas del estado. Leyendo el programa del PSOE parece que Pedro Sánchez no se prepara para gobernar un país con una deuda pública que ronda el 100% del PIB, que tiene a la banca aún medio grogui y que presenta un déficit anual en sus cuentas públicas de casi el 3% del PIB. Leyendo el programa del PSOE parece que Pedro Sánchez se dispone a tomar posesión en 2019 del gobierno de Luxemburgo.
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Finalmente, en España no debe haber ningún tipo de problema con el nacionalismo. Hemos debido soñar todos con que aquí ha habido un golpe de estado, una rebelión con episodios violentos que no ha acabado en una escabechina de milagro, y una declaración de independencia antidemocrática al margen de la voluntad de los españoles y también al margen de la voluntad de los catalanes, avalada por el 47% frente al 53%. Es posible que hayamos soñado hasta que el propio Sánchez decía un día en la tele que aquí se ha producido un intento de rebelión contra el estado. Desde luego del programa del PSOE no se deduce que haya pasado nada ni que haya que tomar medida alguna, porque ni se menciona el principal problema político que ahora mismo tiene España. La nación que tiene que pagar todas esas rentas y prestaciones y servicios está en cuestión, pero el PSOE no ve por ninguna parte el elefante en el salón. Tal vez porque para seguir en la Moncloa Sánchez necesita al elefante del salón.
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https://www.psoe.es/media-content/2019/03/110-Compromisos-PSOE-programa-electoral-2019.pdf
Un comentario
No nos engañemos, es muy sencillo: Sánchez es un dictador que lo único que busca es perpetuarse en el poder. Igual que Maduro, vamos.