El género masculino es el género de los maltratadores, de los violadores y de los asesinos de mujeres. Hablamos de violencia de género para hablar de violencia machista. Porque no hay violencia feminista. Hay un género malo, los hombres, y un género bueno, las mujeres. Librémonos de la heteronormatividad y el patriarcado y estaremos en el paraíso. ¿O acaso no son las mujeres tan buenas como nos las pinta la machofobia?
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En el año 2017 murieron 47 mujeres asesinadas por sus parejas. Una mujer, sin embargo, no fue asesinada por su pareja masculina, sino por su pareja femenina. Una entre 47 parece una cifra menor, pero teniendo en cuenta que las lesbianas no superan el 1% de la población, la cifra no resulta tan pequeña. En cualquier caso, se demuestra que la violencia contra la mujer no es algo que está en los cromosomas masculinos, y sólo en los masculinos. Diversos estudios, de hecho, para empezar a pensar señalan que la violencia entre parejas del mismo sexo es, como mínimo, igual de frecuente que entre las parejas heterosexuales. La violencia de género a lo mejor es un mito.
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Si alguien tiene la ocurrencia de buscar en Youtube “peleas de mujeres”, es probable que reciba un fuerte desengaño por la vía dura respecto al pacifismo genético de las hembras humanas. En realidad les recomendamos que se fíen de nuestra palabra y no busquen ese tipo de vídeos.
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Todos sabemos también que existen hombres maltratados físicamente por sus parejas femeninas, algunos populares, como Michi Panero o Stephen Hawking. En ambos casos se trata de hombres enfermos, físicamente poco capaces o totalmente incapaces de defenderse de una agresión.
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Ello nos lleva a considerar la posibilidad de si la violencia no tiene nada que ver con el género sino con la fuerza. Un hombre que sufre violencia por parte de otro hombre es probable que sea menos fuerte que el hombre que le agrede. Es más probable que una mujer actúe violentamente contra una mujer que contra un hombre. Y es más probable que una mujer agreda a un niño a que un niño agreda a un hombre. Los hombres ejercen quizá más violencia física contra las mujeres por la misma razón por la que los adultos ejercen más violencia contra los niños que a la inversa. Todo apunta a que en la violencia física hay un principio de desigualdad que permite el abuso con una cierta impunidad. No hay relaciones de maltrato en las que el 50% de las veces acaba en Urgencias uno y el 50% el otro. En los casos más extremos en los que resulta difícil encontrar cualquier racionalidad, el maltratador, al margen del género, se maltrata a sí mismo hasta la autofobia y la autodestrucción mediante el suicidio.
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En cualquier caso no parece que la maldad intrínseca del género masculino explique y agote todas las violencias que se practican. Por lo demás resulta bastante absurdo creer en la maldad intrínseca de los hombres y la bondad intrínseca de las mujeres. O la maldad intrínseca de las mujeres y la bondad de los hombres. Tampoco nos vale que un tipo se excuse diciendo que maltrata a las mujeres por culpa de la genética o el heteropatriarcado. Maltrata a las mujeres ante todo y sobre todo porque es un hijo de perra.