No todos los medios han informado sobre los insultos, las amenazas y los escupitajos que recibieron las representantes de Ciudadanos que intentaban sumarse a la manifestación del 8M en Madrid. Menos medios aún han informado sobre los actos violentos que tuvieron lugar en la manifestación entre diversas sensibilidades feministas.
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Iniciando el relato unos días antes del 8M, resulta que el Partido Feminista de España era expulsado de IU. A muchos lectores puede que les resulte familiar el nombre de Lidia Falcón, una histórica del feminismo radical y de extrema izquierda, que de algún modo es la líder y cara más visible del Partido Feminista. ¿Y por qué ha sido expulsado este clásico movimiento feminista de IU? Pues, por extraño que parezca, por defender respecto a la mujer lo mismo que VOX. Es decir, el Partido Feminista, de extrema izquierda, niega que la identidad de género sea una construcción social, afirma que las mujeres tienen una identidad natural y que la ideología de género destruye la identidad de la mujer. De hecho esto es lo que ha dicho la propia Lidia Falcón:
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“En el momento en que nos fecundan estamos fabricados. Se mezclan los signos X e Y y sale de pronto un varón o una hembra. Eso es una realidad material ¿ahora vamos a inventar otra cosa? La fantasía humana crea muchas novelas y ciencia ficción y eso no es la realidad. Pero aquí lo que ha pasado es que no sólo nos parasitan los trans, sino también Vox y las formaciones de derechas. Y aquí quien se atreve a decir la verdad es porque no tiene miedo. Eso somos nosotras. La verdad es la verdad, y es así. Y si alguien lo defiende a mí no me importa que se llame Pepito o Juanito, porque es lo que hay. Y no puedes callarte por miedo a que te confundan con la ultraderecha. Espero que, con mi trayectoria, no tenga que demostrar que tanto yo como toda mi familia es de izquierdas. Pero en este momento, quien diga cosas elementales como que somos mujeres y hombres y que así nacemos, pues tiene razón naturalmente. Y quien no quiere decirlo es por cobardía o por intereses. Como dice Lenin, “la razón acaba siempre por tener razón”. Y eso pasará. IU se está mutilando”.
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Sentado este precedente, la división interna del movimiento feminista se hizo violentamente presente durante la manifestación del 8M. Una parte del movimiento feminista denuncia que la Ley de Igualdad de Irene Montero evita el problema de la prostitución, queja que intentó llevar al 8M y que acabó en enfrentamientos físicos con otras feministas y con el movimiento trans.
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Otra pancarta abolicionista que ha sido censurada y que ha acabado pisoteada mientras sonaba la vergüenza puteril. Esto no es feminismo. Nos quieren calladas. #8M2020 pic.twitter.com/c2Pc08jkVT
— bambi (@Andreaa_C11) March 8, 2020
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https://twitter.com/i/status/1236720759759831053
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A su vez, el movimiento transexual presenta sus propias divisiones frente a la ideología de género y el feminismo gubernamental. Irónicamente, buena parte de la actual ofensiva de la ideología de género vino de la mano de Chrysalis, la plataforma trans que llenó los autobuses de carteles diciendo que hay niñas con pene y niños con vulva. Sin embargo, esto choca frontalmente con la ideología de género y la premisa de que la identidad de género es una construcción social. Al contrario, la premisa del movimiento transexual es que, pese a ser educados como hombres por tener pene, hay mujeres en cuerpo de hombre por más que se insista social y culturalmente en que son hombres. O sea, frente al principio de que la identidad de género es meramente algo cultural y educacional, hay feministas que reivindican que hay hombre y mujeres y que la diferencia no es cultural y que tratar de borrar esa diferencia es acabar con la mujer. Y también están los transexuales diciendo que la identidad de género no sólo no es algo meramente cultural y educacional, sino que ellos son hombres pese a tener vagina y haber sido educados como mujeres porque hay algo en ellos que les hace ser hombres pese a toda la educación recibida y toda la presión cultural. A su vez hay feministas abolicionistas que reprochan a otras feministas no estar haciendo nada ahora que están en el gobierno contra la prostitución. Y esas mismas abolicionistas que niegan a la mujer que pueda hacer lo que quiera con su cuerpo a la hora de prostituirse exigen en cambio el derecho al aborto libre bajo el argumento de que la mujer debe poder hacer lo que quiera con su cuerpo.
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Todo esto resulta sumamente llamativo no sólo por las grietas internas y los enfrentamientos dentro del propio feminismo, sino porque se está pretendiendo imponer en los colegios la ideología de género bajo la pretensión de que es ciencia y que es indiscutible, cuando saltan a la vista las contradicciones ideológicas entre las propias feministas, por no mencionar que en el 8M no sólo se hacen patentes esas diferencias sino que las resuelven a palos.
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Un comentario
Todo este feminismo, proabortismo y movimiento trans es un auténtico sindiós propio de una sociedad en descomposición.