Es posible que haya algún ámbito en el que la izquierda no engañe descaradamente a sus simpatizantes, pero desde luego ese ámbito no es el de la fiscalidad. Como ejemplo, el anuncio de la por otro lado largamente anunciada equiparación fiscal de la gasolina y el diésel. Equiparación por arriba, por supuesto, o sea que hablando en plata el gobierno social-chavista-etcétera sube a la gente el precio del combustible de sus vehículos. A la gente, no a los ricos. Subir el diésel no es ir a por los ricos, al menos fuera del alucinógeno argumentario izquierdista, pero pasemos de los adjetivos a los números.
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Según informan los medios, el cálculo del gobierno es que mediante esta subida “social” el estado recaudará unos 600 millones adicionales de euros.
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Si hacemos un poco de memoria, el nuevo gobierno de luz y progreso se estrenó vendiendo a su parroquia la idea de que era hora de empezar a mirar por el bien de la gente y dar un nuevo palo a los ricos para que fueran ellos los que pagaran el gasto social.
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Como seguramente habrán notado ya, la subida de impuestos a los ricos representará según los cálculos un incremento anual en la recaudación de 328 millones de euros frente a los 600 millones previstos con la subida del diésel.
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Es decir, a los ricos les suben los impuestos por valor de 328 millones y a “la gente” se los suben por valor de 600 millones. Esto significa que, de 1.000 millones que los socialistas y podemitas decidan gastar alegremente, dos tercios los paga la gente corriente. En realidad no se trata de hacer escarnio de la gente corriente que pueda haber votado al PSOE o a Podemos, sino de ponerla alerta del peligro de aplaudir cualquier incremento del gasto público. Ese incremento del gasto lo paga la gente corriente. Siempre. Gobierne quien gobierne. Decir otra cosa es engañar al electorado.
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A este respecto conviene recordar una vez más por qué la idea de que el gasto público lo paguen los ricos es simplemente una trola. Para empezar los ricos ya pagan muchísimos impuestos. Cuando se habla de nuevas subidas de impuestos a los ricos estamos apretando ya los últimos tornillos. Pero es que además los ricos en España dan para mucho menos de lo que la gente se piensa.
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En realidad, la lista de los 10 españoles más ricos resulta bastante significativa y además da cuenta de algunas de las falacias favoritas de las que suelen partir los recurrentes informes de Cáritas, Intermón o Save the Children. Primero vamos con la lista y los datos y a continuación pasamos a analizarlos.
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Como puede apreciarse, para empezar vemos que a los últimos 6 ricachones de la lista habría que considerarlos en riesgo de pobreza relativa respecto a los 4 primeros, según los criterios que manejan quienes elaboran los informes de las ONG referidas. Es decir, 6 de los 10 hombres más ricos tienen una riqueza inferior a dos tercios del promedio de los 10 más ricos. O sea, a Riberas Mera, que sólo tiene 5.900 millones, ya le podemos considerar en riesgo de pobreza.
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Otra observación interesante es que el más rico de la lista tiene más dinero que los otros 9 juntos. O sea, que Amancio Ortega tiene el 50% de los recursos de los 10 hombres más ricos, que padecen por tanto una desigualdad y una injusticia intolerable. Por más dinero que ganara la gente, por si no se han dado cuenta, vemos que las ONG podrían seguir vendiendo una y otra vez los mismos informes con las mismas conclusiones sobre la horribles miserias y pobrezas del mundo. Que en parte son ciertas, porque claro que hay pobreza y miseria, pero ni la que dicen esos informes, ni como la miden esos informes, ni por los motivos que expresan esos informes.
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Lo más revelador, sin embargo, es que entre los 10 más ricos de España no suman un patrimonio superior a los 100.000 millones de euros. Es decir, que si se lo quitáramos todo y los dejáramos en la calle en calzoncillos todo su dinero no serviría ni para pagar un 25% de los gastos del estado (450.000 millones) y sólo durante un año. ¿Entienden ahora por qué cuando la izquierda dice que va a aumentar el gasto público la factura siempre la acaban pagando ustedes? El estado es ya un organismo tan caro y monstruoso que, para que pudiera pagarse sólo con el dinero de los ricos, habría que reducirlo a una cuarta parte de lo que es. Hace mucho que el estado creció tanto que sólo se puede pagar exprimiendo primero a muerte a los ricos y después a todos los demás.
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La última trinchera del marketing fiscal de la izquierda es argumentar que se nos sube el diésel, por ejemplo, por motivos mediambientales: pintar de verde los impuestos. Desde luego se trata de una impostura más porque no hay cosa que hagamos en la vida que se pueda considerar perfecta, saludable, que no genere residuos y que no consuma recursos naturales, ya se trate de cualquier cosa que comamos, cualquier instrumento del que nos valgamos o cualquier cosa con la que disfrutemos. De este modo, a cualquier cosa que hagamos se le puede poner un nuevo impuesto, o subir el ya existente, apelando a la sostenibilidad, la ecología, la salud o la moral. Pero que nadie se engañe. No se suben los impuestos a la gente para que no vaya con su coche diésel a comprarse una hamburguesa y beberse una cerveza. Se suben los impuestos a la gente porque va con su coche diésel a comprarse una hamburguesa. Se fiscaliza lo que la gente hace y sólo porque lo hace. De lo que la gente no hace no se puede recaudar. No se trata de que seamos perfectos: se trata de que paguemos impuestos.
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2 respuestas
progresismo es subirte la pensión 5 euros y los impuestos 100
“La diferencia fundamental entre un asaltador de caminos y un gobernante es que el primero te roba y te deja en paz mientras que el segundo te roba y encima te da la lata para convencerte de que lo hace por tu bien». (Lysander Spooner, pensador político norteamericano del siglo XIX).
Aunque pensándolo bien… No se de qué nos quejamos, ¿no ven que Vds. estos socialistas nos están haciendo ricos continuamente?. Cada impuesto que suben «a los ricos» nos meten en el saco de los potentados. A mi, calculo que me habrán hecho rico unas 30 veces en los últimos años.