La realidad económica desafía el discurso progresista

Abstraigámonos un momento de las noticias. Imaginemos que no sabemos nada de lo que ha sucedido durante los últimos cinco años. Examinemos en cambio el discurso progresista que, a fecha de hoy, todavía nadie ha actualizado. Es decir, el discurso de que los bancos son muy malos, que la crisis no la pagan ellos (que se lo digan a los accionistas), que ellos siempre ganan dinero, que la guerra es un gran negocio, que los vendedores de armas siempre se forran, que los especuladores dirigen los mercados y los manejan a voluntad haciéndose ricos mientras los demás nos arruinamos… O que el futuro de España es cambiar el modelo productivo, invertir en I+D, apostar por las energías verdes…

Los bancos

¡A las armas!

..

Los especuladores

Las energías verdes 

I+D

Moraleja

Contemplando las ateriores gráficas, si usted hubiera invertido en una cartera de valores siguiendo el discurso progre ahora estaría completamente arruinado. Por el contrario, un par de valores que han funcionado francamente bien son Zara y Viscofan. En ambos casos se trata de negocios tradicionales o incluso, en el caso de Viscofán, políticamente incorrectos desde el punto de vista naturista y vegetariano. No hablemos de Nespresso, que ha revolucionado de manera insospechada algo tan antiguo como la forma de tomar café. Cada cual tendrá su opinión de si los especuladores, los banqueros o los vendedores de armas son malos o buenos, lo que no parece es que les vaya mejor que a los demás. La moraleja en todo caso es que la planificación de la economía y el progreso no se pueden dejar en manos de los políticos. De hecho la economía y el progreso no se pueden planificar, así que lo mejor es dejarles fluir a partir de la libertad individual.  La experiencia demuestra, por lo demás, que la prosperidad siempre va de la mano de la libertad.