La quiebra del estado, episodio segundo de la crisis del coronavirus

Aunque la torpeza del gobierno de cara a afrontar la crisis sanitaria resulta ya bastante incuestionable, la emergencia sanitaria oculta de momento el tsunami económico que se nos puede venir encima. Mientras el discurso socialista por defecto nos martillea con la idea de que la pandemia confirma la superioridad de lo público, la quiebra del estado aguarda a la vuelta de la esquina, lo que a fin de cuentas explica los últimos movimientos políticos de Sánchez e Iglesias.

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Al parón económico le va a suceder un desplome de los ingresos públicos como el relámpago sigue al rayo. No es ya que las cuentas públicas vayan a quedar ligeramente desbarajustadas, sino que van a saltar por los aires como si hubiera estallado una supernova. El estado español no tiene margen de maniobra porque llevamos una década de acumulación continuada y creciente de desfases en el balance público. En 2011 el estado ya estuvo a punto de quebrar por mucho menos de lo que se nos echa encima ahora, aunque también por culpa de los socialistas. De hecho, si no quebramos en 2011 no fue por méritos propios (o no sólo) del gobierno que sucedió a Zapatero, sino por el respaldo que se nos presuponía gracias a nuestra pertenencia a la UE. El problema es que ahora no es que los desajustes vayan a ser mucho más profundos, ya que la deuda pública es mucho mayor que entonces, por ejemplo, sino que no va a haber respaldo exterior posible que pueda sostenerlos, aún asumiendo que nos quieran ayudar, que tampoco está claro.

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En los últimos días, observamos que el gobierno ha emprendido dos líneas de actuación totalmente destinadas no ya a evitar el desastre que viene, sino a mutualizarlo.

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A Europa se le va a pedir el dinero que no tenemos, para pagar todos los cheques en blanco que Pedro Iglesias y Pablo Sánchez están extendiendo. La renta básica universal, por ejemplo. El plan es cerrar el cráter financiero en las cuentas públicas con el dinero de los países nórdicos virtuosos o, en su defecto, echar la culpa a Europa del agujero.

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La otra vía de actuación de Sánchez e Iglesias para mutualizar el desastre es la oferta de unos nuevos “Pactos de la Moncloa”. La idea de estos pactos es que la oposición se adhiera incondicionalmente a las políticas del PSOE y Podemos, renunciando a su capacidad de crítica y haciéndose corresponsable de la crisis económica. Si se niega, todo el increíble aparato mediático de la izquierda se dedicará a echar la culpa a la oposición de todo lo que pase, por no haber apoyado al gobierno en momentos tan críticos. Significativamente buena parte de la oposición no tiene claro el no someterse a las órdenes de Sánchez e Iglesias, ni el negarse a apoyar incondicionalmente sus políticas e incluso un cambio de régimen, en el que la libertad de no ser de izquierdas quedaría severamente limitada. Tal es el terror que una parte de la derecha tiene al poder mediático de la izquierda.

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Sangre, sudor y lágrimas… salvo que seas funcionario

Ante el terremoto financiero que se avecina, el estado no sólo no ha llevado a cabo ninguna acción destinada a fortalecer sus cuentas sino todo lo contrario. Ante la evidencia de que no se van a poder sostener ni los gastos presentes, se ha planteado un enorme incremento del gasto para hacer frente a los catastróficos efectos económicos del coronavirus. La paralización de la economía y el estado de alarma están sometiendo ya a las empresas y los trabajadores españoles a un sacrificio salvaje. El estado y los funcionarios, sin embargo, asisten incólumes al sacrificio del resto. Hablamos no ya del personal sanitario o las fuerzas de seguridad, sino de todos los funcionarios que no están trabajando, o que se les supone estar teletrabajando y completando un tanto mágicamente el 100% de su labor con el teletrabajo. Pese a tener su empleo asegurado y cobrar salarios más altos que los del sector privado, en vez de ser su nivel de sacrificio al menos equivalente al del resto en cambio es menor. Vamos a tener un problema muy grave para sostener el estado y, en vez de empezar a ver por dónde se puede reducir grasa para favorecer su sostenimiento, se está aumentando el peso a soportar.

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¿Cómo llamar al gobierno que más muertos y más infectados tiene en el mundo en proporción a su población? La respuesta lógica es el peor gobierno del mundo. No es descartable, además, que nuestro gobierno se convierta también en el peor gobierno del mundo a la hora de afrontar la crisis y nos convierta en el país con los efectos económicos más devastadores.

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La quiebra del estado

Vamos a explicar muy sencillamente en qué consiste eso que el gobierno y sus medios llaman “el escudo social” y que es el relato que están tejiendo para explicar su política a la población. Uno puede ser liberal o socialdemócrata, puede decidir tener un estado mayor o menor, pero lo que no puede tener es un estado más caro que el que es capaz de financiar con la riqueza que genera. Finlandia, Dinamarca, Alemania o Suecia pueden tener un “escudo social” más sólido que el nuestro porque producen más riqueza que nosotros. Tienen un sector privado lo bastante fuerte como para poder pagar un estado del bienestar más fuerte. Lo que no existe y no es ni liberalismo ni socialismo es un país que genere una riqueza nivel 6 y tenga un escudo social nivel 9. Si uno gana 6 y gasta 9 es cuestión de tiempo que se arruine. Si encima tu nivel de deuda supera el 100% de tu PIB, cuestión de muy poco tiempo. ¿En qué consiste la ideología de Sánchez e Iglesias? En que haya unos países que sean trabajadores, productivos y cuidadosos con sus gastos e ingresos, para que puedan pagar a los países que no son cuidadosos con sus gastos e ingresos y pretenden tener a una población subsidiada a costa de los países productivos. La tesis de la izquierda española es que los nórdicos no sean liberales ni socialistas, sino imbéciles, y que la UE consista en que las cigarras esclavicen a las hormigas. O sea, una cosa es que pese a ser cumplidores ocurra una catástrofe y te ayuden de fuera, y otra ser un incumplidor habitual al que ya todo el mundo mira mal y del que nadie se fía.

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Que el estado español se dirige a una quiebra bastante probable es un resultado que no se puede por tanto excluir de ningún pronóstico razonable. Llegado ese momento, puede suscitarse algunos de los siguientes escenarios:

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Que Europa pase de ayudarnos.

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Que Europa quiera ayudarnos, pero no pueda porque todos los países van a quedar muy tocados, incluso los virtuosos, y el agujero en las cuentas públicas de países como Italia y España va a ser inmenso.

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Que Europa pueda y quiera ayudar, pero que a cambio lógicamente imponga sus condiciones para 1) recuperar el dinero de sus contribuyentes y 2) asegurarse de que no seguimos agrandando el agujero.

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En cualquiera de los 3 escenarios, vamos a pagar caro el no haber aprendido nada de la crisis pasada, no haber tomado ninguna medida para desendeudarnos y no ajustar el tamaño del estado al que como país podemos pagar. Por si fuera poco, en el último tramo hasta el muro hemos decidido apretar a fondo el acelerador. Por tratar de tener un escudo social nivel 9 cuando somos un país nivel 6 es probable que el escudo durante unos años se quede en 3. Todas las personas que se creen que el estado asegura sus sueldos, sus pensiones, sus colegios y sus hospitales, se va a encontrar con que el estado también puede quebrar y que los salarios, las pensiones, los hospitales y los colegios no se sostienen solos. Eso sí, habremos elegido quebrar con un salario mínimo estupendo, con unos sueldos funcionariales magníficos, con una renta universal asombrosa, con tropecientos canales públicos de televisión, con casi todos los medios privados comprados, con 37 naciones y con un Ministerio de Igualdad, otro de Consumo y 14 millones de consejerías autonómicas. El día que todo eso se derrumbe a la oposición le conviene estar lo más lejos posible de la Moncloa y pudiendo decir que no tuvo nada que ver con los planes de la izquierda. Si alguien por maquiavelismo quiere hacer antes como que lo intentó, que se asegure estar lejos al llegar la explosión.

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La crisis sanitaria seguramente no se resolverá totalmente hasta que se pueda aplicar a toda la población una vacuna efectiva. Pero más pronto que tarde seguramente llegará esa vacuna. La crisis económica para España, en cambio, seguramente pasa por la quiebra del estado. Lo catastrófica que resulte ese quiebra dependerá de lo tocados que queden el resto de estados y lo que quieran o puedan ayudarnos. La mirada en perspectiva debe fijarse en cómo poner en marcha otra vez el comercio, la producción y la inversión en el sector privado y en mantener un futuro estado que sea sólo de un tamaño que podamos mantener con nuestra riqueza real, o con menos.

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Un comentario

  1. ¿Los españoles como las cigarras? No lo creo. La Unión europea ha desmantelado explotaciones ganaderas, agrarias, industriales y pesqueras españolas.

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