Si la celebración de cualquier Javierada es noticia, es año forzosamente lo es más, debido a la anormalidad de los años pasados en los que, o no hubo Javieradas como en 2021, o sólo hubo una primera Javierada en 2020 ya bastante tocada por el clima y sobre todo el temor a la pandemia. Según los cálculos de la Policía Foral, en esta primera Javierada participaron unas 5.600 personas, contabilizándose 28 autobuses y 1.055 turismos.
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La cifra hay que tomarla con prudencia porque, como señalábamos, el antecedente inmediatamente anterior es la primera Javierada de 2020, ya con la amenaza del COVID muy presente y un clima no del todo amigable, lo que determinó una asistencia de sólo unas 4.000 personas.
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Frente a las 4.000 personas de 2020, el dato podría parecer bueno, pero queda lejos de los 9.000 peregrinos de 2019 o los 7.700 de 2018. Ahora bien, si retrocedemos aún más la cifra no dista mucho de los 6.500 de 2017 o los 5.950 de 2016.
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Da la impresión de que estas primeras Javieradas poscovidianas son un reflejo de que todavía a muchos niveles no se ha recuperado plenamente la vieja normalidad. Por otro lado, el mero hecho de su celebración y la participación de esos 5.600 intrépidos peregrinos es un claro paso hacia la recuperación de esa normalidad. Habrá que esperar a la segunda Javierada y a los próximos años para recuperar o superar la vieja normalidad. Como casi todas las cosas hay que hacer que pasen, no pasan solas.
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Siempre he pensado ¿no sería mejor "Respete los peregrinos" o algo así? Parece que fuésemos salteadores… #Javierada pic.twitter.com/4Egkkwrut4
— Javier Morrás (@Jmorrasi) March 5, 2022
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El arzobispo tuvo unas palabras durante la homilía para la situación en Ucrania, incluyendo una interesante reflexión en el sentido de que «Dios no ha venido a suprimir el dolor, ni siquiera a explicarlo. Pero sí ha venido a llenarlo con su presencia». Efectivamente, no es que los creyentes no sufran pero pueden encontrar un sentido a su dolor y pedir fuerzas para encararlo. Es por eso que alguien que pide ayuda a Dios ya tiene una ayuda por el mero hecho de pedirla. Es decir, pensar que hay alguien a quien pedir ayuda o fuerzas seguramente ya es una ayuda y ya es una fuente de fuerza.