¿Por que pensamos lo que pensamos y no otra cosa distinta? Sin duda en la creación de opinión juegan un papel importante los medios, ya sea desde la información o la opinión y el análisis. No obstante, siendo los canales de creación de opinión más evidentes, de algún modo son también los más inofensivos. Casi hay que ir hacia ellos a buscar su influencia.
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En un segundo nivel podríamos encuadrar a los programas y publicaciones de ocio y entretenimiento, las series, las películas, la música o en general el mundo de “la cultura”. Esta influencia ya es más sutil porque a menudo trabaja construyendo la imagen de lo que es popular y lo impopular. Ellos crean los modelos de lo que es atractivo y lo que no. Si quieres tener buena imagen y reconocimiento social te tienes que parecer a esto y no a esto otro. La influencia además llega de una forma mucho más inadvertida. Alguien que sólo quería entretenerse viendo una serie o un programa de cotilleo recibe una influencia con la que no contaba y de la que a menudo ni siquiera es consciente, siquiera para poder pensar si quiere defenderse. Otras veces el intento de influir y la politización es mucho más descarada, como se pone de manifiesto en los Goya con el cine español.
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Desde luego otra fuente importante de influencia en la modelación de la ideología y la creación de opinión es la educación. Los colegios y los profesores tienen en los menores un amplio campo de actuación con la ventaja de que se trata de personas todavía en desarrollo. Esta influencia puede ser beneficiosa, o por lo menos buscada por los padres, pero también puede ser el gobierno, con el riesgo que eso implica, quien utilice la educación para influir en la formación ideológica de la población, ergo para preparar y formar a los futuros votantes que le mantengan en el poder.
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Volviendo a una fuente de influencia ideológica más inapreciable, y por tanto más peligrosa, nos encontraríamos con el mundo de la publicidad. En los intermedios de un programa a través del cual ya sutilmente se puede estar conformando nuestra opinión sobre diversas materias, cabría pensar que llega el momento en que se puede bajar la guardia al llegar los anuncios. Por el contrario, la publicidad puede ser lo peor.
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Un Día de San Valentín cualquiera, por ejemplo, un telespectador puede visionar en menos de 5 minutos un anuncio de una píldora abortiva, incorporada ya a la vida cotidiana con toda normalidad, para a continuación encontrarse con un anuncio de Pandora, en el que celebran su amor un número totalmente desproporcionado de parejas homosexuales e interraciales e interculturales. Sólo para un momento después llegar el varón protagonista del anuncio de Actimel diciendo que lo toma “por su chico” y “por nuestra hija”.
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Cualquier persona a la que no le interesa nada la política, o los debates, o comerse la cabeza, quizá no se da cuenta del bombardeo constante al que es sometida a lo largo del día para orientar en un sentido o en otro su manera de pensar. Para que normalice ciertas ideas. Para que experimente un rechazo instintivo ante otras. Lo más terrible como diagnóstico, sin embargo, es seguramente la politización del mundo de la publicidad. Cuando alguien para vender un yogur tiene que incluir en el anuncio el calentamiento global, el feminismo o una pareja de homosexuales con un hijo probablemente fruto de una gestación subrogada, eso significa que la idea que acompaña al yogur no sólo no perjudica la venta de yogures, sino que la impulsa, o que ya no se pueden vender yogures sin incluir determinado tipo de morcillas. ¿Hasta qué punto tiene que estar consciente o inconscientemente politizada una sociedad, y sometida a una forma de pensamiento único, para que los anuncios incluyan mensajes políticos? Porque cuando algo es polémico normalmente un vendedor evita referirse a ello y descartar así a un porcentaje de potenciales compradores. Observando toda la cantidad de ideología que aparece escasamente encubierta durante cinco minutos de anuncios un día cualquiera, a un horario cualquiera, salta a la vista que efectivamente hay una serie de ideas con las que se nos bombardea de forma constante, que ya forman parte del paisaje, que no se discuten, que por tanto reflejan un pensamiento único dominante y que, por consiguiente, resulta ya extraordinariamente difícil desmarcarse uno mismo, mucha más que la gente en general se desmarque.
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2 respuestas
Se han olvidado de los anuncios de meetic NWO estilo total (New World Order) donde se puede ver a una mujer blanca de unos 60 años jugueteando con uno hombre de unos 25 años de origen subsahariano (pero no subsahariano subsahariano vamos un poco pasado por el aclarado, ustedes ya me entienden ¿Verdad? haciendo ver que una relación con un hombre europeo es de mal gusto pero si en la publicidad el NWO se impone
NOM Nuevo Orden Mundial