Tras el colapso de la CAN y la absorción por CaixaBank, todo lo que queda de la antigua Caja Navarra (al margen de los puestos y sueldos conseguidos por los antiguos gestores) es una insignificante influencia en la gestión de CaixaBank (muy poco más del 1% del capital) y 50 millones de acciones de esta entidad que ahora son de la Fundación CAN, cuyos dividendos son los que financian su menguada obra social.
A estas alturas todavía Enrique Goñi sigue defendiendo su gestión, pero el hecho es que resulta llamativo comparar los 200 millones de euros que ahora valen esas acciones de CaixaBank, que es todo lo que queda de la CAN, con lo que antes valía la CAN y con lo que ahora vale la Caja Rural.
En el año 2007 la CAN tenía un beneficio neto de 175 millones de euros y su patrimonio neto superaba los 1.200 millones.
Por su parte, la Caja Rural tuvo hasta septiembre un beneficio superior a los 38 millones de euros y se espera que presente unos resultados finales para el conjunto del año pasado en torno a los 50 millones de euros. Su patrimonio neto en 2013 fue de 800 millones de euros.
Frecuentemente se valora a una empresa en función del conocido como PER, o «price earnings ratio», es decir: el cociente entre precio y beneficio. Un PER 100 supone exigir a una inversión una rentabilidad del 1%.
Si tomamos el valor en bolsa de Caixabank (casi 22.800 millones) y lo dividimos por sus beneficios en 2014 (620 millones), la relación precio/beneficio o PER sería de 36.
Si tomamos los beneficios de la Caja Rural de Navarra y los multiplicamos por 36, tendríamos que concluir que la Caja Rural vale 1.800 millones frente a los 200 en que Goñi ha dejado el valor de la CAN.
Siendo realistas, multiplicar por 36 los beneficios de la Rural puede ser excesivo. La media histórica de las empresas que cotizan en bolsa ronda el PER 15, lo que rebajaría el valor de Caja Rural hasta los 750 millones de euros, un valor similar a su patrimonio neto.
Naturalmente se trata de cálculos aproximativos y un tanto simplistas, pero sirven para hacerse una idea del destrozo producido durante la gestión de Goñi y del desigual resultado de ambas cajas. El barco de Goñi era mucho más grande cuando empezó la tormenta, la tormenta fue la misma para los dos barcos, pero ahora el de Goñi es una piragua.
Ser un triunfador en el mundo de las finanzas consiste en convertir piraguas en transatlánticos. Convertir transatlánticos en piraguas y escribir cartas a los periódicos lo hace cualquiera. Eso sí, quizá hay que reconocer cierto talento al capitán de piragua que consigue cobrar como un capitán de transatlántico.
5 respuestas
Esperemos que para ser creíble, UPN se libre de todos los CAN-initas, despreciables ellos que lo hicieron rematadamente mal, y todo por un plato de caviar.
Del PSOE no me creo ya nada, de hecho son increíbles, en todos los sentidos.
Lo que quieran, pero aquí todavía hay muchos, muchos, que se siguen cruzando con él y le saludan al grito de «Oh! Capitán! Mi Capitán!».
¿Tan cogidos-de-los-huevos os puede tener?
BTW… ¿Ustedes piensan que los #objetoresdelatiza de la #ComisiónCAN habrán entendido el artículo? ¡Pues imagínense los papeles que están pidiendo! ¡Qué risa cuando hayan leído el PER!… «Si yo pensaba qué…» (lo estoy viendo)
Sí. Pero, ¿a que no tienen oficina en Guasintón?
Para qué querrán el dinero si no lo gastan.
¡Ay, la CAN! ¡La CAN!
Hay muchas cabezas que padecen gustosamente de CASPA.
Venga que ya han detenido a Archanco & cía. ¿Dónde andará el juez que se anime a detener a los que cobraban dietas por no asistir a los actos que generaban el cobro de esas dietas?