Hace unos años Navarra gozaba sin duda, tanto por la percepción de los usuarios como por los datos estadísticos, de la mejor sanidad pública de España. En el año 2015, sin embargo, llegó el primer gobierno del cambio a reparar el deterioro de la sanidad pública, labor en la que sigue embarcado también el segundo gobierno del cambio. Lo cierto es que parece que el deterioro tampoco existía, o por lo menos antes de poder repararlo da la impresión de que los partidos del cambio se están dedicando a crearlo y acrecentarlo. El último dato que corrobora esta sospecha es el de las listas de espera. Evidentemente hemos pasado una pandemia que ha alterado gravemente la situación sanitaria, pero todas las demás comunidades también la han pasado. Lo que evidencian los datos es que a fecha de 30 de junio de 2021, según lo publicado por el Ministerio de Sanidad, la situación de las listas de espera para consulta en la Sanidad navarra nos coloca los segundos… por la parte de abajo de la clasificación.
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Resulta llamativo que Navarra tenga unas listas de espera tan nefastas cuando es una de las comunidades con mayor gasto sanitario por habitante, cosa que por supuesto Navarra Suma no ha podido dejar de notar.
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Navarra, con uno de los mayores presupuestos del país dedicado a la sanidad pública, Segunda Comunidad con mayor número de personas esperando una consulta por habitantes.
¿Alguna explicación, @gob_na?
Datos de @sanidadgob a junio de 2021 publicados por @el_pais👇🏻 https://t.co/nav9gbYDT4— Cristina Ibarrola (@crisibarrola_) November 18, 2021
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Abundando en las afirmaciones de Cristina Ibarrola, el informe de Estadística de Gasto Sanitario Público 2019 nos confirma que somos la segunda comunidad española con mayor gasto sanitario por habitante, concretamente con 1.694 euros por habitante, muy por delante de muchas otras comunidades que en cambio tienen menos listas de espera que nosotros.
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Gestionar mal es hacer menos que los demás gastando el mismo dinero. Gestionar pésimamente mal es hacer menos incluso gastando más que los demás. En este sentido y a la vista de los resultados cabe deducir que el gobierno de María Chivite está gestionando no ya mal, sino pésimamente los recursos sanitarios. Es de temer que la mala gestión de un gobierno no se circunscriba a un sólo ámbito, aunque ya sería muy grave que sólo la gestión sanitaria estuviera afectada. Por el contrario, la buena o mala gestión suele ser una característica general del gobierno la cual se impone verticalmente desde la presidencia. O no se impone en absoluto. La conclusión, aparte de la mentira de que el macro-híper-caro gobierno formado era necesario para mejorar los servicios, es que el gobierno de Chivite saca poco provecho de todos los recursos que tiene, que gastando más que los demás obtiene peores resultados y que trata de compensarlo subiendo los impuestos, para además y como colmo de males no conseguirlo.
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