Navarra es la región de España, o sea de Europa, o sea acaso del mundo, con mayor tasa de contagios COVID por cada 100 mil habitantes; porque somos más flojos, porque hacemos más test o porque el COVID afecta más a los guapos, pero no hay sólo malas noticias. De hecho, habría que relativizar bastante los datos de contagios. ¿No era además eso lo que nos decían que habría que hacer cuando estuviéramos ya casi todos vacunados? ¿Por qué entonces no lo estamos haciendo?
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Analizando los datos sobre ocupación UCI que periódicamente publica el Ministerio de Sanidad, con lo que nos encontramos es con que desde el 8 de diciembre, o sea hace ya casi un mes, la ocupación UCI se mantiene estable. En el boletín de ayer, de hecho, la cifra de ingresos UCI había caído en los últimos días de 26 a 22. Atención al dato porque entre el 8 de diciembre y el 4 de enero se han detectado en Navarra 49.581 contagios, no obstante lo cual la curva de ocupación UCI sigue plana. Obviamente esto podría cambiar en los días venideros, pero ya sólo los datos hasta hoy resultan bastante significativos y contrastan con cierto alarmismo gubernamental y mediático. No digamos si lo que comparamos son los fallecidos respecto a la ola de enero pasado.
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Salta a la vista que se ha producido en esta sexta ola una brecha entre el número de contagios y el de fallecidos o ingresos UCI. La explicación puede ser la eficacia de la vacuna, la levedad de Omicron o una mezcla de ambos factores. No en vano ya el 22 de diciembre Omicron era la variante dominante en Navarra con un crecimiento exponencial, lo que invita a pensar que casi todos los nuevos contagios forales hay que anotárselos a esta cepa, puede que para bien.
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El 52 por ciento de los casos de Covid-19 en Navarra son de la cepa Ómicron https://t.co/XVYWhOzENo pic.twitter.com/OStLCPsxrN
— Diario de Navarra (@DiariodeNavarra) December 22, 2021
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Lo que no está bien sin embargo es el sistema sanitario, que se encuentra en un estado de tensión importante pero no por la ocupación hospitalaria o la presión en las UCI, sino que el desbordamiento se produce en la atención primaria y por dos factores. Primero porque hay una avalancha de personas contagiadas o que quieren saber si son positivos, aunque tengan síntomas muy leves o sean asintomáticos. Irónicamente en esta sexta ola el sistema sanitario se resiente por la proliferación de pacientes que apenas mecerían tal nombre. Segundo porque el crecimiento exponencial de los contagios aboca a la cuarentena a una gran cantidad de personal sanitario pese a ser asintomático en muchos casos. Retirar del servicio a todos estos sanitarios en medio de una avalancha de consultas multiplica la tensión del sistema. Es por ello que se ha reducido la cuarentena de este personal de 7 días a 5, más por necesidades operativas que por criterios científicos. Por otro lado, ante la vacunación prácticamente universal, la aparente menor gravedad de Omicron y la cantidad de contagiados asintomáticos, tal vez habría que redefinir el concepto de enfermo de COVID.
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🔴 Osasunbidea anulará vacaciones a los sanitarios por el aumento de bajas https://t.co/WiJyTXuApc
— Diario de Noticias (@NoticiasNavarra) January 4, 2022
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Lo que una vez más podría pensarse que sucede es que los medios y los políticos vuelven a marchar con el pie cambiado respecto al virus. Parece como que no estábamos preparados para que las cosas mejoraran. Si seguimos teniendo problemas incluso habiendo muchos menos casos graves respecto a la cifra de contagiados, a lo mejor lo que tenemos es un problema de administración y de gestión con los gobiernos. A mayor abundamiento, estamos teniendo problemas por falta de adaptación respecto a un escenario totalmente previsible, que era el de que con vacunas y sin restricciones iba a haber más contagios aunque habría un descenso de fallecimientos y casos graves. Entonces, ¿por qué da la impresión de que los propios que nos vendían ese escenario no han sabido anticiparse y adaptarse eficazmente al mismo? Si estamos en un escenario distinto, ¿por qué la respuesta es siempre la misma?¿O acaso volvemos a sustituir la eficacia por las restricciones y por las respuestas de tipo medieval a la pandemia? Pensándolo bien a lo mejor es que el gobierno no sabe hacer otra cosa, y pensándolo mal a lo mejor es que el gobierno le ha cogido un gusto adictivo a las restricciones.
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