Se cumplió ya el aniversario del hecho de entrada de VOX en instituciones parlamentarias españolas (en este caso, la cámara parlamentaria autonómica de Andalucía, con una proporción que fue tan suficiente como para posibilitar un cambio de partido gobernante tras algunas décadas ininterrumpidas de gestión de los socialistas del PSOE).
Al mismo tiempo, ha pasado ya más de un mes de la consolidación de la formación de Santiago Abascal como tercera fuerza nacional con más escaños en la Cámara Baja (casualmente, con más de cincuenta, todo de tal manera que podrá presentar recursos de inconstitucionalidad), de modo que fue una de las que mejores resultados obtuvo el pasado 10 de noviembre.
Estos resultados no solo causaron expectación entre europeos y americanos que, en cierto modo, están hartos del establishment progre-socialdemócrata transatlántico, o aprecian la aparición de nuevas formaciones de derecha. También sacaron de sus casillas a las hordas izquierdistas españolas, con bastante hegemonía cultural y mediática.
A su vez, conviene reconocer, independientemente de las críticas que se puedan dirigir al partido o a sus dirigentes, que se han abierto determinados debates que hasta hace poco eran tabú, tales como la violencia intrafamiliar, la inmigración, la Desmemoria Histórica y la totalitaria ideología de género (aunque el motivo clave del éxito fue la amenaza golpista del nacional-catalanismo).
Ahora bien, en las últimas semanas, alguno que otro está dando por hecho lo que en tiempos considerábamos como riesgo de VOX, pareja a lo que puede implicar: deriva colectivista (o, en otras palabras, por si a alguno lo primero le resulta algo ininteligible o «demasiado exagerado», viraje a la izquierda, al menos en cuestiones económicas).
VOX obtuvo, relativamente, mejores resultados en habituales áreas poblacionales de voto obrero
En un principio, VOX era una opción para aquellos españoles de derechas (no necesariamente centristas) que, en alguna que otra ocasión, por razones lógicas, no se han sentido representados por el PP (bueno, tampoco por la formación centro-izquierdista C’s), independientemente del sentido y del criterio ante las citas electorales de las últimas décadas.
De todas maneras, parece que una proporción considerable de electores obreros (obviamente, sin mentalidad guerracivilista) que habitualmente ha confiado en PSOE, IU o PODEMOS (por garantizarles un mayor grado de asistencialismo) se inclina actualmente por VOX, debido a su discurso en defensa de la Nación Española (pero también por la cuestión migratoria en algunos casos).
De acuerdo con las estimaciones electorales, el pasado día 10 de noviembre, VOX le habría quitado unos trescientos mil votos a opciones frentepopulistas como PSOE y PODEMOS. Pero, no solo eso. Resulta que, por ejemplo, en la región madrileña, no consiguieron un aplastante resultado en «zonas más de derechas» pero sí unas cifras buenas en áreas más obreras.
Puestos a poner ejemplos, enunciaremos algunos datos escrutados (resultados de los comicios del pasado 10 de noviembre para el Congreso de los Diputados) de una selección de zonas matritenses (municipios o, distritos o barrios capitalinos) que distinguiremos por ser sociológicamente «más de derechas» (D) o «de izquierdas» (I):
- Distrito de Chamberí (D): PP (37’01%) – VOX (17’51%)
- Municipio de Majadahonda (D): PP (37’5%) – VOX (21’61%)
- Barrio de Mirasierra (D): En todas sus secciones censales, PP y VOX quedaron primeros, rozando la formación azul, en algunos casos, el cincuenta por ciento, no superando la formación verde el treinta por ciento.
- Distrito de Puente de Vallecas (I): PP (14%) – VOX (12’18%)
- Distrito de Carabanchel (I): PSOE (31’02%) – PP (22’14%) – VOX (15’42%)
- Municipio de Parla (I): VOX (22’05%) – PP (13’7%)
Como se puede observar, VOX se queda a bastantes puntos del PP en esas zonas más escoradas a la derecha mientras que en los tradicionales «feudos obreros», si no logra superar al PP, consigue acortar de manera considerable las distancias con respecto a los «populares». Así que no ha de extrañar que se hayan hecho determinadas estimaciones en el mercado electoral.
El mismo recorrido que otras formaciones de derecha identitaria europeas
En países como Francia y Alemania, tradicionales votantes de la izquierda han decidido apostar por formaciones como el Frente Nacional y Alternativa por Alemania. De hecho, en la segunda, el ala nacionalista se está imponiendo sobre la conservadora pro-mercado, de modo que algunas propuestas económicas se están descartando (VOX hizo lo mismo con su programa electoral).
De hecho, conviene resaltar, bueno, mejor dicho, recordar que el auge de VOX no se debió a ningún despertar antiestatista o culturalmente conservador (como ocurrió en Brasil, lo cual dio la victoria a Jair Bolsonaro). Así que puede que, aprovechando la cuestión catalana, y a la vista de ciertos datos, el ala más nacionalista se imponga sobre la que sin renunciar a la tradición cuestiona el intervencionismo.