El gobierno no tiene que intervenir para solucionar los problemas, sino dejar de intervenir para no crearlos. En medio de toda la situación de crisis que estamos viviendo, una noticia como esta debiera quizá recibir más atención de la que está mereciendo. España ha pedido a Bruselas poder usar el 10% de sus tierras de cultivo para plantar y compensar el cereal que deja de llegarnos desde Ucrania por culpa de la guerra.
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España pide a Bruselas usar el 10% de sus tierras de cultivo para plantar el cereal perdido por la guerra en Ucrania, por @NoeliaRuizAlbahttps://t.co/JFLW8unyQl
— Invertia (@Invertia) March 21, 2022
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La guerra en Ucrania y el parón en el suministro de cereales provenientes de ese país pone de manifiesto varias cuestiones importantes de las que normalmente no somos conscientes, pero que seguramente explican buena parte de la crisis.
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Para empezar, esta noticia evidencia que España no puede plantar dentro de su territorio lo que quiera y donde quiera, según los precios, la oferta, la demanda y la libre decisión de los agricultores. Por el contrario, carecemos de soberanía agrícola, las plantaciones se encuentran totalmente planificadas y las decisiones sobre lo que cultivamos o cuánto cultivamos se adoptan desde Bruselas.
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La noticia vuelve a ser relevante, como en el caso de los combustibles y la electricidad, en el sentido de que el gobierno, sus socios, parte de la oposición y las tertulias están exigiendo para superar la crisis una intervención de los precios. Como en Argentina. Como en Venezuela. Como si intervenir los precios diera resultado en algún sitio. Pero sobre todo, se exige que se intervengan los precios como si la situación actual de los precios fuera resultado de la no intervención. Por el contrario, casi todos los problemas que estamos atravesando en todos los sectores, ya sea con los precios o con la producción, lo que ponen en evidencia precisamente es que los precios y la producción, ya sea de productos del campo o de electricidad, se encuentran totalmente intervenidos, subvencionados, planificados, cuotificados y, en este caso, ni siquiera intervenidos por el gobierno español sino por el gobierno europeo, o como queramos llamar a la siniestra burocracia europea que nos controla, y que siendo causa de buena parte de nuestros problemas todavía la miramos como si fuera nuestra salvación y no nuestra perdición.
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Europa aplaza a junio el poder exigir los estándares sanitarios y medioambientales a las importaciones agrícolas de terceros paíseshttps://t.co/tF1WSE7cHT pic.twitter.com/1FdJcKiFlm
— Agroinformacion (@Agroinformacio) January 18, 2022
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Sirva como ilustración y remache de todo lo anterior que Europa ha pospuesto la exigencia de los mismos requisitos sanitarios y medioambientales a los productos agrícolas extracomuniarios que los que impone a nuestros agricultores. Es decir, nuestros agricultores o ganaderos tienen que cumplir unos estándares sanitarios y medioambientales para poder vender su producto, lo que lógicamente encarece el producto, pero después tienen que competir con una avalancha de productos más baratos de productos importados de fuera, a los que no se les exigen esos estándares sanitarios ni esos requisitos medioambientales. Es decir, que por un lado se arruina a nuestros ganaderos y agricultores, y por otro se desprotege al consumidor ya que los estándares sanitarios no se garantizan. Y una vez más se pone de manifiesto el error de pedir al gobierno y a la burocracia europea que intervengan para solucionar nuestros males, cuando los males que padecemos son casi siempre el resultado de la intervención de la burocracia europea y del gobierno.
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