El Defensor del Pueblo de Navarra ha presentado un año más al Parlamento el informe anual de su gestión con el número de quejas, tipos de quejas, etcétera. Uno de los capítulos más observados del informe suele ser el de las quejas referidas al vascuence. No en vano, las quejas por este concepto representan un gran porcentaje. Concretamente, se han presentado 1.546 quejas de todo orden en 2015 al Defensor del Pueblo de las que 610 tienen que ver con el vascuence. Pero claro, hay truco.
De esas 610 quejas, nada menos que 592 corresponden a la localidad de Echarri Aranaz, en donde parece ser que se ha detectado la presencia de un terapeuta incapaz de ofrecer en vascuence “orientación psicopedagógica en materia de educación sexual”. Si hubiera 4 ó 5 quejas el caso podría parecer más serio, pero que haya 592 quejas reclamando orientación psicopedagógica sexual indica o que la cosa en Echarri está muy mal o que hay colectivos que, ante la presencia de un terpaeuta que no habla vascuence, reaccionan como verdaderos anticuerpos ante la presencia de un virus.
Descontadas las 592 quejas de Echarri Aranaz el volumen de protestas referidas al vascuence se queda en casi nada. El tenor general de estas quejas, además, resulta bastante significativo, refiriéndose a situaciones como que en el aparcamiento del Rincón de la Aduana de Pamplona no se ofrezca la opción de realizar el pago en vascuence, o que en el programa de Atención Dental Infantil no haya un listado de dentistas adscritos con indicación de que hablan vascuence. Es difícil que un observador imparcial, leyendo estas quejas, llegara a la conclusión de que la situación de los vascoparlantes en Navarra es equiparable a la de los judíos en Treblinka.
Sin embargo, lo que curiosamente sí nos encontramos es un par de reclamaciones llamativas precisamente en sentido contrario; es decir, el caso de castellanohablantes segregados y discriminados.
La primera de estas quejas se refiere al desacuerdo con la OPE de Educación para 2016 y 2017, que prevé 60 plazas de educación infantil en vascuence y ninguna plaza educación infantil en castellano.
La segunda se refiere a la decisión del Ayuntamiento de Alsasua de segregar a los alumnos del programa “Aisiz Bai Uda”, relativo a actividades de ocio en el verano, en función del modelo lingüístico de escolarización.
Al margen de que la situación de los vascoparlantes en Navarra no parece especialmente preocupante, a la luz del informe del Defensor del Pueblo, un año más lo que cabe preguntarse es por el propio sentido de la existencia del Defensor del Pueblo.
¿De qué les sirvió el Defensor del Pueblo a los padres que se opusieron a la EPC? El Defensor del Pueblo, más bien, se dio la paradoja de que se puso del lado de la administración y en contra de los padres, actuando como un órgano más del gobierno que de hecho es lo que viene a ser.
¿De qué sirvió el Defensor del Pueblo a los cristianos ofendidos por la exposición de Abel Azcona? El Defensor se limitó a realizar una serie de reflexiones en una carta al alcalde, dejando claro por delante que poco podía hacer puesto que la Justicia ya estaba estudiando el caso de la exposición. ¿Para qué necesitamos entonces pagar un Defensor si ya tenemos jueces? Asirón, por lo demás, contestó al Defensor agradeciéndole que coincidiera en todo con él y que él también pensaba que era un alcalde estupendo.
En definitiva, vuelve a constatarse que fuera de las situaciones que ya pueden abordar con más eficacia las asociaciones de consumidores, los medios, la Justicia o el propio Defensor del Pueblo a escala nacional, la figura del Defensor del Pueblo es poco menos que decorativa.
Hay que señalar por fin que Javier Enériz se encuentra desde 2013 en situación de interinidad, porque hace falta una mayoría de 3/5 para designar un sustituto y el acuerdo entre los distintos partidos en torno a un nombre de consenso parece cosa de ciencia ficción. Una alternativa al bloqueo sería lo ya intentado hace unos años, consistente en cambiar la ley para que en vez de 3/5 bastara con mayoría absoluta para nombrar un sustituto. Es lo que tienen las leyes, que siempre suelen tener una puerta trasera. Es decir, que hace falta una mayoría de 3/5 para designar un Defensor pero sólo hace falta mayoría absoluta para cambiar la ley que exige 3/5. Lo único peor que un Defensor del Pueblo un poco florero sería que encima fuera un sectario. Otra razón en definitiva para acabar con la institución.
Un comentario
No sólo #Mercadonaacabaráconlosvasquitos…., hasta incluso #elbatúaacabatáconlosvasquitos porque es tanta la insistencia de que comulguemos con euskoruedas de niño, que a la gente ya les entra náuseas con sólo por la palabra ….han conseguido que la gente ya le tenga alergia. En dos generaciones el batúa se habrá extinguido, y espero que los políticos que tanto y tan bien vivieron de ello, y a costa de los demás.
Esperemos que el gasto inútil del supuesto Defensor del Pueblo se extinga antes.