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Ayer mismo la portavoz del gobierno, María Solana, ni confirmaba ni desmentía a preguntas de los periodistas si el cuatripartito iba a convocar una manifestación en defensa del gobierno del cambio. Sólo unas horas después, los portavoces de los partidos que sostienen al gobierno negaban que se fuera a convocar una manifestación o que siquiera se hubiera pensado.
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La realidad, sin embargo, parece haber corrido por otros derroteros. La idea sí que llegó a barajarse, lo que explica que María Solana no la desmintiera. Sin embargo, desde el principio hubo algunos peros.
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No todas las formaciones del cuatripartito veían clara la convocatoria, y tampoco coincidían plenamente en cuál debía ser el lema o el motivo que se expusiera a la ciudadanía.
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Para empezar, se dice que hubo una formación que de entrada pensaba que una convocatoria de este estilo podría tensar gravemente la convivencia, lo que le suscitaba serias dudas.
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Por otro lado, existían también dudas respecto al éxito de la convocatoria. ¿Qué era un éxito? Si se había calificado como fracaso la convocatoria del 3-J, ¿cuántas personas tendría que movilizar el cuatripartito? ¿Era seguro que se iba a movilizar mucha más gente que el 3-J? ¿Y si no se llegaba al nivel de movilización del 3-J?
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Finalmente, había un asunto muy importante en juego que era la sentencia del Tribunal de Cuentas sobre Uxue Barcos. Lógicamente había que esperar a que se produjera la sentencia para convocar la manifestación. La absolución total de Uxue Barcos era un presupuesto necesario para el éxito de la convocatoria. Con la absolución de Barcos, la manifestación podría salir adelante sin freno de mano. Si tras la manifestación había una condena a Barcos, el posible éxito de la manifestación iría al vertedero. El problema es que si se esperaba a la resolución del Tribunal e Cuentas, faltaba tiempo material para convocar la manifestación en condiciones, teniendo en cuenta que en el calendario se echaban ya encima las vacaciones de verano y los Sanfermines.
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Naturalmente, cuando se plantea la posibilidad de convocar una manifestación, no se puede reconocer que se desecha por estos motivos, particularmente si es porque temes que la gente no te siga, o porque temes una sentencia que pueda descuajeringar políticamente a la líder suprema. Así que de esto nunca se ha hablado. El gobierno niega todo conocimiento. No se descarta, tampoco se compromete, hacer en algún momento alguna manifestación. Pero ya no tendría que medirse con el 3-J. No sería una contramanifestación. No habría relación. No importaría tanto la asistencia. Sería otra manifestación. Aunque si no iba a ser una respuesta al 3-J, ¿para qué la manifestación?
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5 respuestas
Hay otro problemita. Parece que no queda un fin de semana libre de aquí a febrero. Cuando no es el aberri eguna es el día de la ikastola de iparralde y si no la carrera de sacos por los presos, la chistorrada en memoria de aita Sabino, el concurso de bertsos dedicados a la sagrada bandera o el día de la persecución a la Guardia Civil. Total, que la peña no da para todo y los de los cencerros en el culo no pueden estar en dos sitios a la vez; ese es un poder reservado a las señaladas por el destino…
Estos comunistas se les ve con ganas de tomar las calles, los Palacios de Invierno, los Cielos al asalto, con sus fusiles de asalto. Manifas con antorchas y banderas rojas al viento (eran blancas cuando las enseñaban, pero luego las tiñeron de sangre).
A ver si va la Barcos a la trena y organizan un Guadalaraja II.
Hombre, hay que tener en cuenta que quien hasta ahora se había pensado que tenía el monopolio exclusivo de «la calle» y de «la gente», el sábado 3J se llevó un bofetón de realidad importante, sobre todo precedido de una cutreconcentración a a la que apenas acudieron 500 personas
Además está el qué bandera iban a sacar. Porque para sacar la de Navarra sin laureada ya está la manifa del 3 J, y para sacar la ikurriña y la bandera republicana lo tienen un poco complicado.
Sobre todo la ikurriña, que esconden de forma descarada. La tienen todos preparada para cuando den el pistoletazo de salida. Y será una flamear de ikurriñicas. Sustituidas, eso sí, por la ikurriña en las casas consistoriales de turno.
Con dejar en mínimos las ayudas al euskera se puede hacer un gran programa de mejora de La Ribera. Ese tiene que ser un argumento, por cierto real, para recortar el eusquera: reequilibrar y equiparar La Ribera al nivel de toda Navarra. Hay que reindustrializar la ribera Navarra y traer parados de toda España y quizás refugiados venezolanos. Y si los euscalteguis no tienen alumnos ni para sus sueldos, que se reciclen y enseñen inglés.