Ayer tampoco fue un buen día para la buena gente. La Justicia últimamente parece inmersa en una operación de acoso y derribo contra la buena gente. Así, un día se detiene a unos etarras por tener armas ocultas en un zulo, y al siguiente se pide la imputación al líder del partido que aumenta el salario mínimo y sube los impuestos a los ricos por haberse inventado una conspiración. Como ya denunciaba oportunamente Irene Montero hace algún tiempo, en este horrible sistema es imposible vivir. De cualquier modo resulta llamativo el argumento elegido por Podemos para defender a Pablo Iglesias. No es un argumento jurídico sino ideológico, como siempre, para esta gente todo es siempre ideológico. Lo relevante por tanto no es si alguien es culpable o no de tal acusación, sino cuáles son sus ideas. La inocencia o la culpabilidad depende de la ideología del acusado o del acusador.
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Hablando de Irene Montero, ayer compareció para anunciar una nueva reforma de la ley del aborto que extienda los supuestos en que se pueda matar todavía más a los niños. En este caso la reforma incidiría en la capacidad de las menores para abortar sin el consentimiento ni conocimiento de sus padres. Los niños son del gobierno, no de los padres. Evidentemente se trata de ocultar el embarazo de las hijas o la posibilidad de aconsejarlas sólo a los padres que quizá alentarían a las hijas a seguir adelante con el embarazo. El resto de niñas pueden contar con la bendición de sus padres y del gobierno.
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Para muchos observadores el anuncio de Irene Montero fue, según se mire, muy o muy poco oportuno. Llegó a hablarse de una cortina de humo para tapar la noticia de la imputación de Pablo Iglesias. En las redes llegó a acusarse a Montero de usar la vida o la muerte de los niños para tapar la imputación de su marido. Es probable que un anuncio como el de Montero no se improvise sobre la marcha y ya estuviera en la agenda antes de la imputación de su marido, pero a lo mejor siquiera por un poco de delicadeza podría haberlo pospuesto, para que no se pueda pensar esto, pero les da igual si se piensa esto. Tampoco tiene sentido pedir mucha delicadeza a quien tolera la muerte de los niños no deseados. O primero deseados y después no. Los niños deseados son en cambio maravillosos. Si los deseas mucho puedes hasta comprarlos, siempre que no se ofrezca la compra como alternativa a abortarlos. No pasa un día, por lo demás, sin que este gobierno anuncie una medida divisora y radical al mismo tiempo que exige unidad y sumisión a aquellos contra los que dirige estas medidas.
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Desde luego tenemos una justicia poco creíble. Para el Gobierno de España del que forma parte Podemos, la decisión del juez es un complot. No como cuando los jueces arremetían contra alguien del PP, sino un auténtico complot. Volvemos a que la inocencia o la culpabilidad no depende de las pruebas o las sentencias sino de la ideología del acusado o el acusador. De todas maneras se entiende el interés del gobierno por cambiar la ley y poder nombrar a su antojo los jueces que a lo mejor un día les tienen que juzgar.
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Precisamente a Pablo Iglesias le tendrá que juzgar el Supremo, ya que ahora es un español aforado. Antes de llegar al Poder a eso le llamaba la izquierda ser de la casta, gozar de privilegios y atentar contra la igualdad. En el caso del líder de Podemos el cambio de criterio va en el mismo pack que el cambio de casa.
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Respecto a los cambios de criterio, Podemos sabe un rato de eso. Hace un año justamente se cambiaron los estatutos del partido mediante una oportuna reforma en virtud de la cual, afortunadamente, ahora Pablo Iglesias puede estar imputado sin tener que renunciar a sus cargos y prebendas. ¿Pero y lo malas personas que son los que le acusan y le critican?
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Con esto y con todo es un error pensar que con un caso de corrupción acabas con Iglesias, Podemos, el gobierno y la izquierda. Podemos existe por la masa social que le apoya. Eliminando a Iglesias votaran a otro acaso aún mas radical. La clave para derrotar al socialismo se libra en el campo de las ideas y las convicciones, no en el de los escándalos. Si se gana en ese campo los españoles darán la espalda a la izquierda aunque todos sus candidatos sean intachables. Si se pierde ese campo, ganarán aunque sus candidatos apoyen a quienes ponen bombas lapa. Pierde la batalla cultural y ni eso les hará perder votos. Eso y más ya lo hemos visto eso por estos pagos.
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