No hace ni un mes que nos hacíamos eco de una noticia llamativa, como era que el Tribunal de Cuentas había condenado a Ana Botella y otros ex-concejales del Ayuntamiento de Madrid a pagar 25 millones de euros por malvender, supuestamente, un conjunto de inmuebles públicos a “fondos buitre” en 2013, en plena crisis y en un momento en que las arcas municipales necesitaban dinero desesperadamente.
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Lo más interesante de la noticia, sin embargo, era que la consejera de cuentas que condenaba a Ana Botella era la misma que había absuelto a Uxue Barcos por el caso de las dietas-fantasma del Ayuntamiento de Pamplona.
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Los Consejeros de Cuentas son designados por las Cortes Generales, seis por el Congreso y seis por el Senado, dándose la circunstancia de que la consejera en cuestión, María Antonia Lozano, fue designada en 2012 por el PSOE a instancias de IU.
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Pues bien, el desarrollo de la noticia añade ahora un nuevo capitulo puesto que el Juzgado de Instrucción número 38 de Madrid ha archivado la causa penal contra Botella al no apreciar la comisión de ilegalidad alguna en la venta de aquellos pisos. Lógicamente este tipo de ventas se llevan a cabo en momentos de crisis cuando los ingresos de la administración por otras vías se ven muy reducidos y en tales momentos, por otro lado, los compradores que aparecen son sólo fondos de riesgo. Naturalmente Botella y el resto de concejales no obtuvieron por la operación lucro personal alguno, a diferencia de Barcos.
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El proceso en el Tribunal de Cuentas es paralelo al proceso penal que se ha archivado y por tanto este archivo no paraliza aquel otro en el Tribunal de Cuentas, que será dirimido en otro recurso. No obstante, el archivo de la causa penal parece socava algunos de los planteamientos más duros del Tribunal de Cuentas contra Botella. Además, en espera de ese último capítulo, de nuevo vuelve a resultar llamativa la extrema severidad contra Botella frente a la indulgencia con Barcos, por parte de una misma juez casualmente nombrada por IU. Que a lo mejor es lo que corresponde. Que a lo mejor a Barcos le hubiera ido igual de bien con una consejera independiente. Pero como no es el caso y fue nombrada por una fuerza políticamente afín, socia de Barcos para la formación de gobierno, no nos queda más remedio que preguntárnoslo. O preguntarnos cuál hubiera sido la resolución de la severísima consejera de Cuentas si hubiera sido Ana Botella la beneficiada de unas dietas-fantasma como las de Barcos.
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Una Justicia que no es independiente no es Justicia
La nota esencial de un juez es la imparcialidad. A la hora de definir la cúspide del sistema judicial, los políticos tenían dos opciones. Un sistema con jueces independientes o un sistema con jueces nombrados por ellos. Naturalmente las resoluciones de un juez favorable a quien le nombró resultarían sospechosas, así que había que elegir entre un sistema intachable, pero en el que los políticos no tuvieran arte ni parte, o un sistema dudoso pero en el que los políticos pudieran nombrar a los jueces que les tenían que juzgar. Ante la duda, los políticos eligieron lo segundo. Y siguen instalados en ese punto. Disculpen pues si dudamos.
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