Diario de Navarra publicaba el pasado viernes una noticia con tintes escandalosos. El alcalde de Estella, Koldo Leoz, de Bildu, había librado de una multa a un concejal de Bildu en Ayegui.
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Los hechos objeto de la sanción tuvieron lugar en la tarde del 3 de febrero de 2018, durante un carnaval rural celebrado en Estella. La Policía Municipal recibió el aviso de que un sujeto estaba colocando vallas en una de las vías principales de entrada y salida a la localidad, cortando la circulación, a la altura del bar Ametsa.
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Llegada la policía al lugar, identificó al individuo que colocaba las vallas y le apercibieron por su comportamiento. Lejos de cesar en su actitud, el sujeto persistió en ella, se negó a identificarse y a colaborar con la policía y acabó siendo denunciado por negarse a identificarse, por alteración del orden público y por resistencia a la autoridad.
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La joya en cuestión era Juan Luis Camarero, concejal de Bildu en Ayegui, y la sanción correspondiente suponía un mínimo de 601 euros para ese tipo de infracciones.
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La denuncia policial, sin embargo, se pasó un año en un cajón durmiendo el oportuno sueño de los justos hasta que el 8 de febrero de 2019, justo cumplido el plazo de prescripción, el alcalde la archiva por prescripción y así lo notifica al pleno y a la policía.
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El concejal de Ayegui, un precursor de los “txabales” de Alsasua
En lo que no ha reparado casi nadie es en que el concejal de Bildu en Ayegui, Juan Luis Camarero, es el mismo Juan Luis Camarero que encabezó una jauría de “txabales” en las Fiestas de Bilbao de 1993 apalizando a un ertzaina desarmado y de paisano, el cual fue identificado mientras paseaba por la zona de txoznas. La paliza fue grabada por varias cámaras y es en realidad uno de los antecedentes más claros de la paliza que sufrieron en Alsasua dos guardias civiles y sus parejas. Camarero, junto a otros11de los agresores, fue condenado a 6 años y medio de prisión (nadie en el gobierno vasco organizó manifestaciones a favor de aquellos “txabales”, tal vez porque el agredido era un ertzaina), aunque varios de ellos se fugaron y se integraron en ETA. Camarero no consta que se integrara en la banda terrorista pero huyó a México, de donde fue expulsado a España en 1998 para cumplir condena. Cumplida su condena, Camarero se convierte en un héroe de la izquierda abertzale y acaba recalando en Bildu y en el Ayuntamiento de Ayegui como concejal de esta formación.
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¿Dimisiones, quién? ¿Corrupción, dónde?
Naturalmente UPN pidió la dimisión de Koldo Leoz, el alcalde de Estella, por quitarle la multa a su colega de partido. Naturalmente también Bildu no ha movido un dedo puesto que eso de combatir la corrupción propia y perseguir encima a una leyenda viva no es propio de la izquierda abertzale. Tampoco lo es de sus socios en el Ayuntamiento Geroa Bai y Ahora Estella-Orain Lizarra. Al margen de la historia de la joyita, una vez más se demuestra que luchar contra la corrupción es luchar contra toda la corrupción. Luchar sólo contra la corrupción de los de enfrente es hipocresía.
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3 respuestas
María Solana, que no te enteras, aquí tienes otro magnífico candidato para formar parte del equipo redactor de Askolae, junto con la madre de uno de los txabales y el resto de eminencias. Date prisa antes de que le den algún otro cargo.
Todo un ,»héroe». Supongo que le dará vergüenza salir a la calle.
No es el primero ni el único. En un Ayuntamiento de la comarca de Pamplona ha sido portavoz esta legislatura que acaba un sujeto juzgado y condenado por la Audiencia Nacional en el año 2.000 por kale borroka. Al angelito, en sus tiempos mozos, le pillaron un buen arsenal de bombas caseras incenciarias, con el indudable objetivo de protegerse del duro invierno pamplonés (nótese la ironía).
La prensa navarra (por llamarle de algún modo) como siempre, a verlas venir. Lejos de ser impedimento, en el mundo proetarra del que forma parte Bildu, es un mérito. A ver si lo vamos entendiendo.