El ministro de Fomento y vicesecretario general del PSOE, José Blanco, afirmaba ayer mismo que el objetivo del gobierno con la reforma laboral que propone es lograr un mercado de trabajo más flexible que permita crear más empleo estable. Las palabras de Blanco podrían tener algún sentido si, hasta hace un par de meses, no hubiera estado sosteniendo que para crear más empleo estable y más puestos de trabajo había que hacer todo lo contrario. Resulta además complicado de explicar que de repente hayan cambiado de opinión todos los socialistas y todos al mismo tiempo. Esto excluye un proceso de evolución ideológica personal de cada uno. Naturalmente algo ha tenido que pasar que explique esta conversión masiva, pero lo que ha pasado (la quiebra de facto, el rescate y la intervención de España) nos lo están ocultando. De esta forma es imposible explicar el giro ideológico copernicano del gobierno.
El drama de los sindicatos.
El drama argumental de los sindicatos es que lo que nos ha llevado al a quiebra como país es la política de izquierdas de Zapatero con la que estaban encantados. No pueden alegar que Zapatero estaba aplicando políticas de derechas porque ellos han estado aplaudiendo la política económica de Zapatero durante años. No pueden decir nada porque, además, no han visto venir la quiebra hasta que ya ha pasado. Y si la han visto venir, se lo han callado.
¿Una reforma laboral para que la hagan otros?
La evidente necesidad de afrontar una reforma laboral es el último drama de la izquierda que, no obstante, se niega a quemarse ante su electorado más de lo necesario. El proyecto de reforma presentado es un auténtico bluff al punto de que llega incluso a encarecer el despido. Es decir, a convertir la contratación en un problema para el empresario. Es el caso de los contratos temporales cuya indemnización pasa de 8 a 12 días. Otro evidente fraude a las expectativas creadas es que, aunque aparentemente se produce una rebaja de 8 días en el coste de extinción de los contratos, lo cierto es que esos 8 días pasa a pagarlos el FOGASA, un fondo al que los únicos que contribuyen son los empresarios. Un nuevo ejemplo de cómo la reforma no facilita la entrada y salida (evidentemente relacionadas) en el mercado de trabajo. No falta quien sospecha que la propuesta presentada resulta deliberadamente decepcionante para que tenga que ser profundamente mejorada mediante múltiples enmiendas a cargo de CiU, PP, UPN u otros grupos a los que el PSOE tratará de encajar electoralmente los aspectos más necesarios e impopulares de la reforma.
5 respuestas
Ese último párrafo es la clave de lo que va a pasar. Los sindicatos acabarán haciendo huelga, no contra ZP, sino contra el PP y CIU, que serán los que, vía enmiendas, acaben gestando la reforma laboral que realmente hace falta.
Ahora tienen la oportunidad PP, CIU y UPN, de ayudar a España haciendo una reforma adecuada e inteligente y cargar con todo el mochuelo negativo de la misma, o abstenerse si las propuestas del PSOE no son las adecuadas. Que el que proponga sea el PSOE que es el que tiene que gobernar, y cuando sea una verdadera reforma, abstenerse también. Una manera de que el palo aguante su vela. Musu bat Chon ¿por qué has hecho desaparecer de la última frase las siglas de UPN?
Hola, Andrés, te respondo. Pues no he nombrado a UPN por prudencia, es decir, porque desconozco si vamos a presentar o no alguna enmienda. Un saludo.
A ver hacia donde sopla el aire…que en el último minuto se sabrá, y si conviene.
Un saludo.
Efectivamente, sólo se busca la conveniencia del momento, no miran por unas reales mejoras laborales…