La investidura hoy de Patxi López abre la puerta a la eliminación de la Transitoria Cuarta.

La reforma constitucional.

La supresión de la Disposición Transitoria Cuarta, que contempla la posible integración de Navarra en la CAV, exige una reforma constitucional. La reforma constitucional es un proceso complicado que exige primero una mayoría parlamentaria reforzada, que puede ser de tres quintos o dos tercios según los casos. Además de lo anterior, en casi cualquier supuesto la aprobación parlamentaria debe ser posteriormente ratificada por los españoles en referéndum.

Los astros se encuentran bien alineados.

A la vista del procedimiento para proceder a la reforma de la Constitución, resulta evidente la dificultad de iniciarlo sólo para eliminar del articulado la Disposición Transitoria Cuarta que afecta a Navarra. En la actualidad, sin embargo, se encuentran ya acumuladas varias cuestiones pendientes de una reforma constitucional. La más evidente, consensuada y urgente es la que atañe a la sucesión de la Corona, y que podría crear un problema grave en el momento en que la Princesa de Asturias eventualmente quedara embarazada de un varón. Sin embargo son algunas más las cuestiones que gravitan en torno al posible proceso, como la reforma del Senado. El presidente Zapatero ya se mostró claramente favorable a abordar una reforma que implicara estas cuestiones durante la pasada legislatura, al punto que incluso hubo un pronunciamiento al respecto del Consejo de Estado.

El Consejo de Estado y la Transitoria Cuarta.

En marzo de 2005, el Consejo de Ministros remitió una consulta al Consejo de Estado relativa a cuatro apartados concretos. Uno de ellos, el de incluir los nombres de todas las CCAA en el articulado de la Constitución, afectaba precisamente a la vigencia de la Disposición Transitoria Cuarta. En enero del 2006, el Consejo de Estado se pronunció al respecto de manera rotunda sugiriendo como posible solución su derogación expresa.

Una Disposición no deseada por los navarros.

La Transitoria Cuarta fue, durante el proceso constituyente, una cesión general al nacionalismo vasco en la redacción de la Constitución Española. La inclusión de esta cláusula de anexión tuvo como consecuencia política el nacimiento de UPN, que surgió por reacción con el objetivo expreso de conseguir algún día su derogación. El PSN, por su parte, también ha mostrado en diversas ocasiones su rechazo. Fernando Puras, sin ir más lejos, declaró en 2004 que la Transitoria “fue en su día una excepción al régimen general de constitución de las Comunidades Autónomas, pero ya ha quedado superada”. Refiriéndose a la reforma constitucional de la que entonces empezaba a hablar Zapatero, aseguró “si tras la anunciada reforma constitucional se deja definido y cerrado el modelo institucional de Navarra como Comunidad Foral diferenciada y de carácter histórico, mantener la Transitoria cuarta carece de todo sentido”. Yendo aún más lejos, ofreció a UPN “consenso” para sacar adelante esta derogación. Carlos Chivite abundó en el mismo sentido, afirmando en 2005 que “Veinticinco años después la disposición no tiene ningún sentido”. El PPN, en el punto sexto de su Declaración de Principios, anuncia que “abogará por la derogación de la disposición transitoria cuarta”, si bien a la vez propugna que “se garantice que cualquier alteración del actual estatus constitucional de Navarra como Comunidad Foral propia y diferenciada se lleve a cabo con el respaldo del pueblo navarro expresado libre y democráticamente en referéndum”. Esto ya no se garantizaría en virtud de la Transitoria Cuarta, sino a través de un complicado proceso común previsto para cualquier autonomía que formuló en su momento Jaime ignacio del Burgo. En cualquier caso es fácil constatar el rechazo mayoritario de los partidos navarros a la Transitoria Cuarta.

El cambio de gobierno en la CAV abre el escenario.

El nuevo gobierno no nacionalista de la CAV, encabezado por Patxi López y respaldado por el Partido Popular, no sólo supone un cambio histórico en Euskadi. El desplazamiento del PNV y la conjunción PSOE-PP crea un escenario nuevo, inédito, que por fin permite la derogación de la Transitoria Cuarta. En este nuevo escenario, el PNV es oposición en Madrid y oposición en la CAV, y en ambos escenarios interrelacionados se encuentra enfrentado a los grandes partidos nacionales. Es por tanto el momento en el que el PNV ha perdido su baza determinante en la política nacional. Removido ya este obstáculo político, ante una reforma constitucional más o menos en ciernes según todo lo anteriormente visto, es el momento en que deben actuar los partidos políticos navarros para lograr que los dos grandes partidos nacionales puedan alcanzar un acuerdo que incluya la derogación de la Transitoria Cuarta.

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