Las palabras del doctor Tartas deberían suscitar alguna reflexión en una sociedad menos indiferente que la nuestra ante la falta de respeto a la vida humana cuando nos interesa. Si antes era inviable un niño de un kilo y medio y ahora es viable uno de menos de un kilo, no es que los niños de un kilo y medio antes no fueran niños y ahora sí lo sean. Lo que ha cambiado es la tecnología, no la esencia del niño. Es decir, que la humanidad no se mide por kilos. Ni por días. Por eso resulta aberrante el aborto según una ley de plazos. Unos plazos que además son totalmente arbitrarios y dispersos según países y supuestos, lo que demuestra que a los legisladores abortistas les da igual en el fondo cuándo comienza la vida humana y si lo que se está eliminando es un ser humano. Ahora son viables niños de menos de un kilo. Mañana serán viables niños de medio kilo. Más adelante serán viables en cualquier momento. Cambian las incubadoras, pero no la naturaleza humana del niño. Los niños de un kilo y medio siempre fueron humanos, aunque los médicos antes no pudieran salvarlos.