El gobierno socialista no parece tener claro cuándo comienza la vida humana. Según la ministra Aido, incluso la especie de un feto es desconocida al menos hasta las 13 semanas. Es arraigada costumbre en nuestra especie, sin embargo, que las mujeres embarazadas den a luz niños de la especie humana. En cualquier caso, para los partidarios del aborto, no parece existir ninguna relación interesante entre determinar el momento en que comienza la vida humana y establecer una serie de plazos dentro de los cuales sea posible aniquilarla.
A este respecto, hoy que el aborto es noticia por la aprobación en el Senado de la nueva ley de plazos, cobra especial sentido la historia de Amillia Taylor, una niña que nació a las 21 semanas y 6 días de embarazo. Como puede apreciarse en la foto, ahora tiene 3 años. Amillia Taylor es la refutación palpable de aquellos que sostienen que al abortar no se está destruyendo una vida humana con esta ley de plazos. La nueva ley del aborto permite abortar a las madres hasta las 22 semanas en un supuesto que no tiene nada de nuevo, el de la etérea salud psíquica de la madre, que actualmente cobija el 98% de los casos. Pese a haber nacido con 21 semanas y 6 días, sin embargo, se diría que Amillia Taylor parece una niña bastante humana. Amillia es la cara de millones y millones de niños a los que se elimina en todo el mundo dentro de un plazo diciendo que no son niños. Amillia Taylor es la prueba viviente de que el plazo de 22 semanas es un plazo completamente arbitrario, como desde el momento de la concepción lo sería cualquier otro. Quienes no son humanos cuando se produce un aborto no son los niños, sino los verdugos que lo ejecutan y los padres del niño.
En otras ocasiones, les hemos ofrecido la imagen de un feto de 22 semanas. Algunas personas pensaron que la foto estaba trucada o que no se correspondía con el plazo. La foto que les ofrecemos a continuación corresponde a poco después del nacimiento prematuro de Amillia Taylor. Puede apreciarse el tamaño de Amillia por comparación con el bolígrafo. Si Amillia Taylor era entonces un ser humano, no hay ninguna razón lógica para sostener que no lo son todos los niños que en ese mismo momento se están gestando.
La ciencia tumba con imágenes el negacionismo sobre el aborto.
4 respuestas
Yo creo que nunca tomaría la decisión de abortar. Por eso entiendo a los antiabortistas de buena fe. Sin embargo, no encuentro proporcionalidad entre una defensa (loable) de la vida en sus comienzos, y la tibia o fría postura ante la fabricación y comercio de armamento, que está hecho para matar vidas. Algo no cuadra.
Por otra parte, San Agustín y Sto Tomás, por ejemplo, decían que el feto no tiene alma hasta los X días de la concepción. Por tanto, no existe unanimidad en la doctrina al respecto. A ver si va a ser algo en que la Iglesia cambia su opinión con el tiempo. Gracias por publicar mis reflexiones.
¡Qué feo esto de esconder los mensajes que no gustan!
Llueve en uno de los días más tristes.
Las leyes injustas degradan a los seres humanos. La cobardía de algunos partidos arrastra a otros miserables (¡qué retrato del PNV votando a favor del aborto!).
De San Agustín y Santo Tomás aprendimos que las leyes justas ennoblecen a los seres humanos porque se fundamentan en la ley moral, cuya fuente más elevada es Dios.
El Papa Juan Pablo II, plecaro y santo, describió la «cultura de la muerte» en la que ahora entramos, eso sí bajo el eugénico lenguaje de «libertad», «autonomía» y «elección».
¡Ay de los que llaman al mal bien y al bien mal, que de la luz hacen tinieblas y de las tinieblas luz…!» (Is 5, 20-21)
Estimado Paco, no le veo ningún sentido a mezclar el aborto con las armas. Hasta tal punto son dos debates distintos que, para tu tranquilidad, puedes estar totalmente en contra del aborto sin estar a favor de las armas.
Lo de San Agustín o Santo Tomás… supongo que es una buena réplica para alguien que sólo esté en contra del aborto porque lo dice San Agustín o Santo Tomás. No es mi caso.
En cuanto a lo de esconder los mensajes que acumulan votos negativos… ahí te doy la razón que no le veo mucho sentido.