Una asignatura que era maravillosa cuando adoctrinaba en el sentido adecuado.
Llamaba nuestra atención en recientes fechas la virulenta reacción del Grupo Noticias contra la EPC cuando el gobierno vasco decidió incluir en la asignatura los objetivos del documento Convivencia Democrática y Deslegitimación de la Violencia 2010-2011. Automáticamente, la asignatura a la que sólo podían oponerse las gentes de la caverna y los enemigos de la democracia dejó de ser maravillosa. El debate ha saltado a la arena política en la comunidad vecina y no ha hecho sino crecer desde entonces. El PNV reclama un consenso que cuente con ellos partiendo de cero y Aralar la retirada del Plan de Educación para la Paz. Las ikastolas de la CAV, Navarra e Iparralde han rechazado el Plan de Educación por la Paz al considerar que parte de un «impulso político» y contiene «una considerable dosis de adoctrinamiento partidista«. Un artículo de Gara, incluso, propugna ahora “un estudio reposado y profesional antes de introducir un Caballo de Troya en el sistema educativo que luego no se sepa cómo desactivar”. Cabe pensar entonces si el asunto no habría que haberlo estudiado hace dos o tres años. El problema es que la libertad educativa puede defenderse siempre. El adoctrinamiento en cambio sólo se puede defender según de dónde venga, generando ostensibles problemas de incoherencia.