Ya no podemos decir que nadie en el PSOE parece entender las implicaciones negativas de subir alegremente el salario mínimo. Como poco el presidente de Extremadura, el socialista Fernández Vara, ha entendido que no todo lo que reluce es oro. Lo ha hecho tras conocerse los últimos datos de paro de la EPA.
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En realidad, a primera vista podría pensarse que todo va bien, y en realidad va bien. Seguimos creciendo y seguimos creando empleo. El problema es que, para ser precisos, tal vez debiéramos matizar que apenas seguimos creando empleo.
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El año 2019 comenzó con una apreciable subida del salario mínimo que subió de los 735 a los 900 euros mensuales, por lo que resulta interesante observar lo que ha sucedido con el empleo en este año 2019. Así, por ejemplo, podría pensarse que todo sigue marchando viento en popa y que de hecho el paro ha bajado del 14,45% al 13,78%, obviamente en un entorno internacional de crecimiento y bonanza. El problema es que hablamos de un descenso del paro de 0,67 décimas cuando en 2018, antes de la subida del salario mínimo, la tasa de paro se redujo 2,1 puntos, y 2,08 puntos el año anterior. Será casualidad, pero el ritmo de descenso del paro se ha ralentizado de manera notable. Y no lo ha hecho en torno a una cifra pequeña, como el 3,5% que ha conseguido Trump en los EEUU, sino en el 13,78%, una cifra que podría considerarse sideral respecto a nuestro entorno.
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El caso de Extremadura resulta si cabe más llamativo, ya que cerró 2019 con una tasa de paro del 23,48% frente al 23,1% de 2018. Es decir, desde la subida del salario mínimo la tasa de paro en Extremadura ha subido un 0,38%, mientras que en 2018 bajó 2 puntos y en 2017 bajó 3,2 puntos.
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¿Por qué es relevante es caso de Extremadura y por qué Fernández Vara es la excepción en la izquierda que se cuestiona la subida del SMI?
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De algún modo podríamos pensar que Extremadura es como el canario que se baja a la mina para detectar el grisú. Si se muere el canario hay que empezar a correr. Pues bien, Extremadura está frita. ¿Y por qué el canario es Extremadura y no Madrid o la CAV? Pues porque, como hemos explicado varias veces, el salario medio en Madrid ronda los 2.200 euros, frente a los 1.500 de Extremadura. Puesto que el SMI es el mismo para toda España, la subida en Extremadura es, proporcionalmente, mucho mayor que en Madrid. Por consiguiente, si subir el SMI produce un efecto de expulsión del mercado de una parte de los empleos, este efecto es mucho mayor en Extremadura que en Madrid. Y efectivamente, vemos que en Extremadura, incluso con la economía creciendo, se ha dejado de crear empleo, de hecho ni siquiera es que el empleo se haya estancado, es que se está destruyendo, y el elemento más obvio que ha sufrido un cambio significativo y que puede explicar el mal resultado es la subida del SMI.
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En el caso de Navarra, por lo que nos toca, tampoco es que nos vaya mucho mejor. El año 2017 acabó con una tasa de paro del 9,67% y 2019 lo hizo con una tasa del 9,01%. En dos años sólo hemos bajado el paro un escaso 0,66%. La Comunidad Foral apenas crea empleo y estamos pero que muy lejos del 4,7% de paro con que terminó el año 2007, mucho antes de que llegaran a nuestro gobierno la luz y el progreso.
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La buena noticia es que un socialista puede entender que la subida del salario mínimo, por bonita que suene sobre el papel, puede implicar consecuencias negativas para la economía real. La mala noticia es que Fernández Vara parece ser el único socialista capaz de entender esto. También puede ser que otros socialistas, incluso podemitas, resulten muy capaces de entender el reverso de medidas tan populares como las subidas del SMI, pero que les den igual los perjuicios laborales si en cambio, al menos a corto plazo, pueden ser útiles en términos de popularidad.
Un comentario
Esto se arregla con una nación de naciones, y que cada nación ponga su SMI