Los peores presagios se van haciendo realidad respecto a la llegada al poder de Pedro Sánchez. En un primer momento generó ciertas expectativas el hecho de que nombrara a Borrell ministro de asuntos exteriores (firmeza frente al independentismo) o a Nadia Calviño (alta funcionaria de “la troika”, rigor presupuestario), ministra de Economía. Si a ello le sumábamos un astronauta, le añadíamos la dosis precisa de colorido, folklore y populismo. Un Maxim Huerta y un ministro imputado después, va deshaciéndose por momentos el hechizo mediático.
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Lo cierto es que el catálogo de medidas que va tomando Pedro Sánchez durante los primeros días, junto a algunas de las cosas que están pasando ante su pasividad, apuntan en una dirección preocupante:
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-Normalización dialéctica de las “embajadas catalanas” de los golpistas.
-Acogida (por motivos mediáticos, pero con consecuencias reales) de los inmigrantes que se rechazan en el resto de Europa.
-En la misma línea, eliminar vallas fronterizas.
-Posibilidad de acercamiento de políticos presos catalanes.
-Posibilidad de acercamiento de presos de ETA.
-Recuperación de las partes del “Estatut” declaradas inconstitucionales.
-Revisión de la reforma laboral.
-Revisión de la mal llamada “Ley Mordaza”.
-Anuncio del cierre de centrales nucleares.
-Subidas de impuestos.
-Subida de las pensiones financiada, en vez de con las cotizaciones, con más emisión de deuda (cosa que Sánchez criticó al PP, con razón, hasta su reciente llegada al poder).
-Recuperación del control de los Mossos por parte de los golpistas.
-Sometimiento al PNV en Navarra en materia de pactos postelectorales.
-Exhumación de los restos de Franco de Los Caídos. Esta última medida se alinéa, por ejemplo, con la de Bildu en Pamplona respecto a Mola y Sanjurjo, entre otros.
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En vez de votar, exhumar a Franco y apaciguamiento nacionalista
El anterior catálogo no exhaustivo de medidas de Pedro Sánchez, no obstante, apunta siempre en una misma dirección que es la de satisfacer a las formaciones separatistas y de extrema izquierda que le han aupado a la Moncloa, apoyando su moción de censura. Parece evidente que el propósito de Sánchez es agotar la legislatura y gobernar, si le es posible, apoyándose en estas fuerzas. Todas las medidas aprobadas o planteadas hasta ahora son o destinadas a satisfacer a estas fuerzas o meramente populistas.
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La baza de Sánchez para aguantar dos años es el apoyo de Podemos (aunque a Podemos no le interesa apuntalar a Sánchez, sino ser su alternativa) y la confianza en que el nacionalismo se de a sí mismo dos años más para reforzarse antes de dar un nuevo golpe con mayores garantías del triunfar frente al estado. Entretanto es posible que asistamos a una puja de propuestas radicales entre PSOE y Podemos y a una acentuación de la política de apaciguamiento con el nacinalismo, una idea fallida durante décadas basada en el absurdo de que, si hemos llegado a donde estamos ahora, es por ho haber hecho suficientes concesiones al nacionalismo (a la vista está que es justo lo contrario). Lo que parece claro es que los puentes a la derecha del PSOE van a ser sistemáticamente dinamitados. Y no tanto porque a lo mejor Ciudadanos o el PP no estén dispuestos a colaborar con Pedro Sánchez, sino porque el PSOE no quiere ser tocado por aquellos mismos a quienes quiere convertir en apestados.
Un comentario
Franco posibilitó la reconciliación y la desaparición de los odios. Escribir este tipo de opiniones constituiría un delito si todo el plan liberticida de Sánchez prospera.